Los paisajes en Andalucía

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Los factores climáticos, la geodiversidad y la biodiversidad ecosistémica, entre otros, así como un continuo y prolongado proceso de antropización, han configurado una variada y compleja estructura paisajística que, sintéticamente, se compone por los siguientes grandes paisajes.

Altiplanos y subdesiertos esteparios

Esta categoría paisajística es el producto de Los condicionantes físico-naturales que afectan a Andalucía en algunas partes de la provincia de Granada y en una parte notable de Almería. En los últimos siglos, la extensión de los paisajes esteparios andaluces ha ido creciendo al son de la conocida desertificación, de tal forma que hoy llegan a cubrir 627.380 ha, más del 7% del territorio andaluz, ocupando parte de los montes orientales de Jaén y Granada, de las hoyas interiores de Guadix, Baza y sus circundantes altiplanos, así como del interior y la franja costera almeriense, dando lugar a unidades ambientales muy fragmentadas y de gran diversidad.

Campiñas

Inmersas en el gran triángulo que dibuja la depresión del Guadalquivir, las campiñas no constituyen un medio unitario y homogéneo, si bien esta diferenciación se sustenta en criterios científicos más que en apreciaciones visuales o populares. De este modo, es posible distinguir entre campiñas acolinadas (situadas principalmente en las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla); llanuras interiores, localizadas sobre todo en tierras cordobesas, sevillanas y gaditanas; y campiñas de piedemonte, que aparecen definiendo los contactos de la depresión del Guadalquivir con Sierra Morena y las Béticas.

Litoral

Existen en Andalucía dos litorales perfectamente diferenciados, aunque unidos por el recurso clave de su bonanza climática. En el litoral Atlántico (Huelva y Cádiz occidental), de costas bajas y arenosas originadas por la regresión marina cuaternaria, predominan los suelos volanderos de escasa productividad en la agricultura tradicional. En el litoral Mediterráneo (Cádiz, Málaga, Granada y Almería), alternan áreas serranas y acantiladas con las desembocaduras fluviales en deltas (hoyas de Motril, Málaga...) que cuentan, en una etapa reciente, con una agricultura altamente productiva y con una interesante cultura hidráulica, adaptada, además, a la climatología.

Serranías

A pesar de que la percepción de Andalucía pueda ser la de una tierra llana y fértil, la mayor parte de esta región es montañosa y serrana (3.879.808 ha, 44.29 % de la superficie regional). Tal carácter no es uniforme y homogéneo, resultando muy distintos los ambientes meseteños y de baja montaña de Sierra Morena de los paisajes más verticales y alpinos del Sistema Bético. En una primera distribución interna esta categoría de paisajes serranos puede subdividirse en las siguientes grandes áreas: serranías de alta montaña, montaña media y baja montaña.

Valles, vegas y marismas

Estos paisajes ocupan los espacios topográficamente menos elevados en el centro de la depresión del Guadalquivir y sus afluentes, así como el rosario de hoyas y depresiones que constituyen el llamado Surco Intrabético. Las marismas son esencialmente litorales, con las excepciones de algunas áreas endorreicas interiores, muchas de ellas eliminadas mediante labores de desecación. Sin embargo, las marismas del Guadalquivir (250.000 ha) pueden ser considerados como espacios de tierra adentro, especialmente tras su masiva transformación en tierras de cultivo.

Ciudades y áreas muy alteradas

Son aquellos paisajes directamente creados por la actividad humana. Suponen una extensión que supera las 250.000 ha, incluyendo áreas urbanas y periurbanas (urbanizaciones, industriales y de servicios), así como embalses, explotaciones mineras y de cantería (70.085 ha).