Página 116 - Huelva Nuevo

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José Álvarez Checa
Arquitecto
L
a característica básica de Huelva es el lu-
gar donde se enclava, su estuario con los
ríos Odiel y Tinto. Sus colores represen-
tan las riquezas naturales y minerales que
contiene su provincia. Y es este enclave el que le ha
dado su atractivo a través de los tiempos. Se encuen-
tra situada en el límite entre el escarpe natural, o “ca-
bezos” según la denominación local, que constituye la
parte alta de la ciudad, y el plano de marismas o zona
próxima a los ríos, la parte baja. La ocupación del te-
rritorio se ha desarrollado siempre en ese borde entre
la ciudad alta y la baja. Las primeras tramas urbanas
surgen en ese límite natural, que irá ampliándose con
el tiempo, sobre todo desde la designación de Huelva
como capital de provincia en 1833.
Este crecimiento natural y orgánico se verá cerce-
nado a partir de la segunda mitad del XIX, cuando
el desarrollo de las compañías mineras impulsa la
construcción de las vías férreas Huelva-Sevilla (1874)
y Huelva-Zafra (1881), que, ubicadas en el plano de
marismas, delimitan un cinturón físico para la expan-
sión hacia el sur. El crecimiento es obligado a reali-
zarse hacia el norte (carretera de Gibraleón) o hacia
el este (carretera de Sevilla), alejándose la ciudad de
su estuario fluvial. Este crecimiento, condicionado
por los cabezos, la marisma y el ferrocarril, es desor-
denado y carente de criterios urbanísticos.
No será hasta 1926 cuando se elabore el primer docu-
mento de ordenación de Huelva, el Proyecto de En-
sanche de la Ciudad de Huelva del arquitecto José Mª
Pérez Carasa, que trata de unir las dos puntas de la
ciudad que se habían desarrollado sobre las carrete-
ras mencionadas, dotando a la ciudad de una capaci-
dad de 60.000 habitantes. En el proyecto se establecía
la zona de la orilla del Odiel para industria pesquera
y depósitos francos. El plan no llegó a ejecutarse y la
debilidad política daría paso a nuevas alineaciones,
parcelaciones, trazados de calles y plazas o desmon-
tes de cabezos efectuados más por intereses particu-
lares que por el interés general.
La Ley del Suelo en 1956 impulsa la realización del
Plan General de Ordenación Urbana de Huelva re-
dactado por A. Herrero Ayllón en 1964, que vertebra
Huelva a través del eje bisectriz entre las carreteras de
Sevilla y Gibraleón que hoy constituye la avenida de
Andalucía, que sería la arteria de unión entre la ciudad
alta y la baja. Establece vías de conexión con la peri-
feria y da criterios urbanísticos y estéticos generales
para el desarrollo arquitectónico de la ciudad. Quizás
sea el documento urbanístico más interesante realiza-
do hasta hoy. Le siguen el Plan General de 1980, que
introduce como novedad el dejar fuera de ordenación
las industrias contaminantes de la Punta del Sebo e
incorporar por primera vez un catálogo de edificios a
proteger, y otro nuevo plan aprobado en 1999.
Huelva
como
fenómeno urbano
)
Edificios modernistas ante el Gran Teatro y
estación de Sevilla, en dos postales de época.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D