Página 117 - Huelva Nuevo

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El desmantelamiento de la vía férrea Huelva-Zafra al fin
permite la expansión hacia la Ría, haciéndo posible la
ordenación del sector y el crecimiento de la ciudad hacia
el sur, que se acerca al mar y los ríos. El establecimiento
del diálogo Puerto-Ciudad está dando origen a una com-
probada utilización del cantil litoral por los ciudadanos,
favorecida además por varios proyectos.
La arquitectura se desarrolla por derroteros indepen-
dientes, conectada a los estilos nacionales y gustos de
la época. Al principio hay una trama arquitectónica
humilde, solo trastocada por los edificios religiosos de
los siglos XIII, XVI o XVIII, como la parroquia de San
Pedro, el santuario de Nuestra Señora de la Cinta, la
iglesia de la Concepción, el convento de las Agustinas,
la ermita de la Soledad o el convento e iglesia de la
Merced, que marcan los hitos y símbolos de la ciudad.
Con el desarrollo minero y la capitalidad, Huelva em-
pieza a producir edificios industriales de primer orden
como el muelle de mineral de Riotinto, obra maestra
en su tiempo proyectada por el ingeniero G. B. Bruce,
en el que una sola locomotora era capaz, utilizando
la gravedad, de manejar cuatro trenes para la carga de
barcos. En este contexto, a fines del XIX se levantan
otros edificios relacionados con las compañías mine-
ras, como las estaciones ferroviarias de Sevilla y Zafra,
el gran Hotel Casa Colón o las Cocheras de Locomo-
toras del Puerto. En este periodo se construyen ade-
más dotaciones como el matadero municipal, la plaza
de toros o el mercado público del paseo Santa Fe.
En la primera década del XX comienzan a proliferar los
edificios de viviendas de gran nivel de diseño, como los
de la calle Puerto 28, plaza de las Monjas 1 y 4, calle Váz-
quez López 19, del arquitecto F. Monis, la casa en calle
Rico 26 de F. Hernández Rubio, quizás el mejor ejemplo
de arquitectura modernista en la ciudad, o la casa palacio
del alcalde Mora Claros, obra de M. Serrano y Mora.
La llegada a Huelva como arquitecto provincial de José
Mª Pérez Carasa representará el triunfo de un eclecti-
cismo llevado hasta sus últimas consecuencias. Su gran
aptitud para el diseño y su conocimiento de las tenden-
cias arquitectónicas no solo de fuera de la provincia sino
del país, le dotarán de una enorme versatilidad para dejar
en tres décadas un gran número de ejemplos distintos de
arquitectura y de notable composición, pudiendo citarse,
entre otros, el edificio del actual Colegio de Arquitectos,
el Círculo Comercial, el Instituto La Rábida o sus vivien-
das racionalistas de la avenida de Italia. El testigo será
recogido por F. Sedano Arce que, a partir de la decada de
los 40 deja ejemplos de arquitectura neoclásica como el
Ayuntamiento y los mejores racionalistas, como los edifi-
cios portuarios en el muelle de Levante. El racionalismo
culmina en las amblemáticas obras del cine Rábida, de
L. Gutiérrez Soto, y la estación de servicio en la avenida
Federico Molina, ya de 1955, de A. Herrero Ayllón. Final-
mente, los años sesenta traen consigo una apuesta por
la mejor arquitectura contemporánea, panorama que se
vería renovado por las generaciones de arquitectos que
desde la década de los setenta hasta el presente tratan de
definir esta ciudad, consolidarla, y estructurarla en armo-
nía con su entorno natural, donde la fuerza del territorio
y de sus ríos y su mar se convierten en otros materiales
más a tener en cuenta a la hora de proyectarla.
Edificios racionalistas del Puerto y pormenor
del Barro Obrero Reina Victoria.
Huelva
como
fenómeno urbano
)
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