Página 14 - Huelva Nuevo

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Víctor Márquez Reviriego
Escritor y periodista
Del romance de los
Xaboneros de Sevilla
—las tropas
reales estaban formadas en buena parte por jaboneros
de Tablada— quedan ecos en una obra del portugués
Sá de Miranda (“A ellos, compadre, a ellos / que ellos
jaboneros son, / que nunca vi jaboneros / vender tan
bien su jabón”).
¿Más ríos? Varios más. El Piedras, con tan hermosa
flecha en su premiosa desembocadura, y al que aun-
que humilde nadie le rebaja el nombre. Y los que a
veces son ríos y en ocasiones riveras (con uve porque
del latín “
rivus
”, riachuelo, viene): el gran Chanza con
su presa, el Múrtiga, la Rivera de Huelva, el Oraque,
el Malagón, el Agrio, el Cala, el Ardila, Curumbel,
Cúbica, Anicoba y tantos más, alguno como riachuelo
o arroyo con el curioso nombre de Pierna Seca o acaso
de personas: Juan Pérez, Domingo Negro…
Todos llevan su agua y su canción. Aunque en verano al-
gunos no cantan porque no corren y quedan estancados
en charcos. Entonces el viejo Heráclito queda desmenti-
do y podemos bañarnos dos veces en el mismo río (que
si fueran chinos marxistas- lenilistas, según el poeta Ángel
González, sería meternos dos veces en el mismo lío).
El río es un símbolo doble. Es la naturaleza y es el
tiempo. Todo lo viviente procede de las aguas, las
grandes madrazas de los
Vedas
. Agua:
Fons et origo
,
fuente y origen, de donde sale Afrodita y el bautismo
y el romper aguas del parto. Como un inconsciente
colectivo, es la sabiduría del tiempo según Jung. En
Huelva, y ahora según Juan Ramón, el tiempo estaba
dentro de la luz. Y la luz doraba Niebla en el
Polifemo
de Góngora (tan poeta de Huelva también). Esa Nie-
bla del río Tinto, el río mineral por excelencia: “Rudo
La Ría de Huelva y sus
poblaciones, manuscrito de la
primera mitad del siglo XVII.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D