Bases para la realización del Sistema Compartido de Información sobre el Paisaje de Andalucía (SCIPA). Aplicacion a Sierra Morena - page 126

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Variables potenciales
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4.2_TOPONIMIA
Este conjuntode información seríaespecialmenteapropia-
do para la definición de áreas (A3 y A4). En España existe
una cobertura amplia, aunque desigual, en lo tocante a
toponimia (García Sánchez, 2007). Son numerosos los es-
tudios toponímicos en que se ha seguido un ordenmás o
menos organizado por capas o coberturas del territorio,
análogoa losdeunadescripcióndelmediofísico. Véaseun
recorrido no sistemático por los atributos territoriales de
unas comarcas occidentales en su plasmación toponímica
realizado por uno de los participantes en el presente pro-
yecto (Riesco Chueca, 2001; 2006; 2010). Sobre la aplica-
ciónde la toponimiacomo técnicaauxiliaren ladescripción
de cambios en el paisaje, o de la identidad y simbología
asociadas a él, pueden consultarse estudios como Sousa y
García-Murillo (2001),MurphyyGonzález Faraco (1996).
Evaluar el cambiopaisajísticoy reconstruir lafisonomíapri-
mitivadel territorio es tareaquepuede recurrir anumero-
sas fuentes: la investigación arqueológica, la fotointerpre-
tación, el estudiodocumental ycartográficoo la toponimia.
Interesaaquí indagarsobre los frutosque la toponimiapue-
de ofrecer para tal fin. Son abundantes los estudios sobre
paisaje y territorio que han recurrido con notable aprove-
chamiento al registro que los usos y coberturas del terre-
no dejan en la toponimia (Waibel, 1984;Miranda y Santos
Rodríguez, 2007; FernándezMier, 2006). Enparticular, han
destacado las contribuciones al conocimiento de la vege-
tación actual y arcaica en las que se recurre al inventario
denombresde lugar (Sanz ElorzayGonzálezBueno, 2006).
Apartir del conocimientode las categorías semánticas que
usa lagenteal referirseal paisaje, puedeentenderse cómo
es conceptualizado éste, y elegirse en consecuencia deno-
minaciones con cierta garantía de arraigo y permanencia.
En particular, la toponimia muestra cómo el lenguaje co-
mún ha conseguido “designar territorios con una persona-
lidad paisajística” (Mata Olmo, 2002): son, en palabras de
este autor, paisajes con nombre, en los que una denomi-
nación popular expresa la percepción de una singularidad
espacial, en la escala comarcal o subcomarcal; en estas
entidadesmedias, con nombres sabidos (Armuña en Sala-
manca, CarballedaenZamora, Aljarafe sevillano), seexpre-
sa la simultánea convergenciade “realidades geohistóricas
y representaciones colectivas, enbuenapartepaisajísticas”
(MataOlmo, 2002). Ellohacede talesdenominaciones una
víadeacercamientoa loqueen lametodologíade laLCA se
llamanáreas.Enel casode lostiposde laLCA, laelecciónde
denominacionesesmásabstracta; seutilizangeneralmente
dos o tres términos que reflejen las influencias o factores
dominantes en el paisaje. En las escalas demenor detalle
los términos empleados suelen hacer referencia general-
mentea lageologíayal relieve,mientrasqueenescalasde
mayor detalle son el relieve, los usos y los asentamientos
los factores que en mayor medida se emplean para esta-
blecer losnombresde lastipologías. Enel casode las áreas
paisajísticas, cuando no existe el apoyo de tradiciones to-
ponímicas de escala comarcal, las denominaciones suelen
hacer referencia a topónimos concretos (un lago, unmon-
te). En todo caso, suele implicarsea los agentes sociales en
el establecimiento de los nombres de tipos y, sobre todo,
de áreas para fortalecer el sentido de identidad en torno
al paisaje.
Porotraparte, el conocimientode losaspectosverbalesdel
paisaje facilita la impulsión de procesos ciudadanos rela-
cionados con el paisaje. Permite, en efecto, aprovechar la
culturaoral referidaal territorio, enparticular la toponimia
y la geografía popular, como fundamento para arraigar las
iniciativas de paisaje en la conciencia colectiva. El paisaje
tiene supropio lenguaje, quenopertenece sólo al registro
culto (Spirn, 1998); y los topónimos deundeterminadoes-
pacio contienenamenudo clavespara la interpretacióndel
territorio (SousayGarcía-Murillo, 2001).
Las denominaciones toponímicas pueden usarse de distin-
tas formas. Preferentemente, cabría usarlas como verdad-
terreno, en losprocedimientosdevalidación.
1.
Se seleccionaríandesignacionesdeparajesquepare-
cen evocar elementos generadores de paisaje o per-
cepcionesunitariasdeunámbito (p.ej. topónimosde
sierraso vallesohitos).
2.
Se definiría una poligonal que marque la extensión
del ámbitodesignado.
3.
Se podría hacer agrupación de varios topónimos ve-
cinos cuya referencia paisajística parece común, es
decir, que aluden auna realidadpaisajística continua
(en algunos casos no habría tal agrupación, sino que
un único topónimo daría lugar a una única verdad-
terreno).
4.
Seutilizaría luego cadaagrupación como conjuntode
verdades-terrenoparaunáreaadeterminar.
4.3_ANTIGUAS
ZONIFICACIONESDEL
TÉRMINOMUNICIPAL:
TRAZASCONCÉNTRICAS
YHOJAS
A lahoradehacerunazonificaciónenesbozo,quenoaspira
a límites precisos e incontestables, pero sí aexpresar áreas
hondamente impresasen lahistoriadel territorio, laopción
deacudira las fuentesescritasyoralessemuestraaltamen-
te productiva. En sí mismos, los términosmunicipales son
de gran interés, por reflejar amenudo divisiones antiguas
del espacio geográfico. A ello se añade las subdivisiones
interiores. Siguiendo estudios previos, puede concebirse
que el esquema espacial de un términomunicipal genéri-
co comprende una sucesión concéntrica de trazas, desde
la casayel núcleodepoblación, hastael ruedodehuertos,
cortinas, herreñales y otros prados cercados; pasando lue-
go por otra orla de tierras abiertas de labor, lo que cabría
denominar un trasruedo; y concluyendofinalmenteenuna
periferiadel término, en laque seasientandehesas ymon-
tes, cuya adscripción al término ha sido a veces inestable,
situándoseen régimenbasculanteentredosomásmunici-
pios comarcanos.
Aesta zonificaciónencírculos concéntricos se le sumaotra,
queopera segúnunprincipio complementario; es laque se
hace patente en la organizacióndel terrazgo enhojas: tres
en los lugares donde se cultivaba al tercio, dos en los que
adoptaban el sistema de año y vez. Este modo de articu-
lación del término, apropiadamente llamado organización
en hojas, viene a componer una zonificación en dos o tres
gajos, obtenidos al segmentar radialmente el término par-
tiendodesdeel núcleo central.
La composición de estos dos principios zonificadores, el
concéntrico y el radial, aporta indicios de gran elocuencia
para entender la articulacióndel términomunicipal. Ha de
subrayarse el hecho de que la extensión de las trazas y las
hojas nunca es arbitraria. Se basa en una larguísima ob-
servación, confirmada por la interaccióndiaria de los cam-
pesinos con su marco vital. Por otra parte, la percepción
original que conduce a elegir una ubicación para el casco
urbano,unperímetroparael áreadecortineoodehuertas,
unas divisorias entre hojas o entre bandas de cultivo, una
disposición de dehesas, montes y majadas… está basada
en un agudo sentido empírico del paisaje y sus recursos.
Laelecciónprimera, que luego seafina con sucesivosensa-
1...,116,117,118,119,120,121,122,123,124,125 127,128,129,130,131,132,133,134,135,136,...536
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