Servicios ecosistémicos marinos

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Las actividades marítimas dependen del capital natural "azul" (abiótico, biótico o ambos) que se encuentra en los mares europeos. La importancia de utilizar este capital de manera sostenible es vital para que los ecosistemas marinos ,  sus servicios, y las actividades que dependen de ellos, se puedan mantener en el tiempo.

Cada año, millones y millones de toneladas de basura terminan en el océano en todo el mundo. Además de demostrar que una economía es insostenible e ineficiente en el uso de los recursos, la basura marina interrumpe tanto los ecosistemas terrestres como marinos, afectando su capacidad regenerativa, degradando el capital natural azul y su capacidad para suministrar valiosos servicios ecosistémicos. A su vez, esto daña la Economía azul y tiene una amplia consecuencia socioeconómica y de salud.

La contaminación marina amenaza la salud del medio marino y el uso de los mares para actividades comerciales y recreativas. De hecho, la contaminación es también uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad marina. La contaminación marina comprende diferentes tipos de entrada de contaminantes a los mares, como químicos y tóxicos sustancias, plásticos y nutrientes, pero también ruido submarino y otros insumos de energía.

La UE aspira a ser climáticamente neutra en 2050 – una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI). Este objetivo está en línea con el compromiso de la UE con la acción mundial por el clima en el marco del Acuerdo de París El objetivo del Acuerdo de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2°C y para limitar el aumento de la temperatura aún más a 1,5°C.

La necesidad de una pesca sostenible se destaca en el Farm to Fork Estrategia (sección 3.1.2) y política pesquera común, incluyendo no solo la necesidad de evaluar la huella ambiental de los productos pesqueros, sino también de garantizar la gestión sostenible de las poblaciones de peces silvestres. La huella ambiental de las pesquerías podrían evaluarse mediante la evaluación del ciclo de vida.

La zona costera proporciona valiosos servicios ecosistémicos a los ciudadanos europeos, relacionados con el tratamiento de residuos, la regulación del clima y el agua, la producción de alimentos y la recreación, entre otros. La principal fuente de servicios ecosistémicos costeros son actualmente las áreas agrícolas (34% del total), seguidas de los humedales (29%) y los bosques (20%). Dentro de una zona costera de 10 km de los países de la UE-27, en 2018 se destinaron servicios por valor de casi 400 000 millones de euros.

La absorción de carbono atmosférico por el hitoplancton marino es un valioso servicio ecosistémico. Aunque no es posible conocer la cantidad exacta de carbono secuestrado en aguas de la UE, la cantidad de carbono secuestrado puede reducirse estimando las tasas de producción primaria (PPR), es decir, la producción de fitoplancton marino que captura el carbono atmosférico cuando crece.

La capacidad de retención de CO2 en las praderas de fanerógamas marinas es tal que bajo determinados criterios podría considerarse como un sector productivo costero/marino más (acaso agrupado como parte de la denominada biotecnología azul) que complementaría su consideración como servicio ecosistémico. Sea cual sea el criterio, es indudable que hay razones de peso para mantener su protección e incentivar su recuperación donde esto sea posible.

El desarrollo de la idea de una economía azul, basada por igual en la productividad y en la  sostenibilidad ambiental pasa por el control minucioso de las afecciones negativas que cualquier actividad pueda generar en las praderas, teniendo presente en todo momento la incidencia positiva de estas en el propio proceso productivo (como indicador de calidad de las aguas, promotor de la calidad del aire, motor generador de biodiversidad, etc.)

El Proyecto LIFE Blue Natura, finalizado en diciembre de 2019, profundizó en el papel de este ecosistema como sumidero de CO2 (“carbono azul”) tanto por la intensidad del secuestro de este gas en forma de materia orgánica, como por la duración milenaria de sus depósitos. Los datos espacializados obtenidos y que son ofrecidos desde la REDIAM son de tres tipos: Stock de CO2 en los sedimentos en praderas de Posidonia, Stock de CO2 en la parte aérea de la biomasa, y flujo o balance de intercambio de CO2