La Directiva (UE) 2018/2001 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre de 2018, relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables, indica en su artículo 29, los “Criterios de sostenibilidad y de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para los biocarburantes, biolíquidos y combustibles de biomasa”.
En la Comunidad Autónoma de Andalucía, la Dirección General de Medio Natural, Biodiversidad y Espacios Protegidos, como órgano competente en materia forestal, ha procedido a hacer un análisis de la normativa aplicable para verificar el riesgo de incumplimiento potencial de los requisitos relacionados con la biomasa forestal.
Se considera biomasa forestal a la fracción biodegradable de los productos, subproductos y residuos procedentes de la selvicultura aplicada a la vegetación que cubre los terrenos forestales.
La extracción de biomasa en forma de madera, leñas y otros productos ha sido uno de los principales aprovechamientos que históricamente se han llevado a cabo en nuestros montes, hasta la revolución industrial y la utilización de materias fósiles como fuente principal de energía.
El aprovechamiento de la biomasa forestal ha cobrado en los últimos años un nuevo protagonismo debido a su empleo como fuente de energía renovable. Al uso histórico como fuente de energía calorífica (biomasa térmica) se le ha añadido en los últimos años su potencial como fuente de energía eléctrica, complementaria con otras renovables como la eólica y solar.
El crecimiento económico, la sostenibilidad y el desarrollo rural en el monte andaluz encuentran en la biomasa un importante aliado. A través de la extracción racional de biomasa se mejora el estado de las formaciones forestales, contribuyendo a conformar los bosques del futuro en un contexto de multifuncionalidad y de optimización de los servicios ecosistémicos que prestan.
En Andalucía el aprovechamiento de la biomasa forestal, particularmente de la procedente de las formaciones forestales de coníferas de las repoblaciones que se llevaron a cabo durante el siglo XX presenta un gran potencial. Este aprovechamiento ha de estar basado en la ordenación y planificación de los montes, de manera que se logre una explotación equilibrada y acorde con la potencialidad de los ecosistemas forestales.
También ofrece una gran oportunidad de desarrollo la biomasa forestal procedente de nuevas plantaciones de especies forestales que, si se realizan bajo criterios de sostenibilidad, permitirá contar con una fuente de suministro energético térmico y eléctrico predecible para el futuro.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el aprovechamiento de la biomasa depende en gran medida de los costes asociados a los procedimientos de obtención, extracción y transporte hasta los centros de consumo. Por ello, resulta esencial disponer de conocimiento de calidad sobre los parámetros que definen estos costes de manera que la planificación del aprovechamiento de la biomasa sea económicamente viable.