De todo el territorio dentro de la provincia de Málaga catalogado como Zona Especial de Conservación, la del Valle del Genal es la segunda más extensa con 23.555 hectáreas repartidas en 17 municipios, viéndose sólo superada en superficie por la vecina Z.E.C. Sierras Bermeja y Real. Sus límites engloban a una decena de núcleos de población de los municipios que integran esta comarca, cuyo desarrollo económico se basa principalmente en la agricultura, la silvicultura (castaña, corcho y madera), la ganadería, la caza y el turismo interior, una fuente de ingresos que va adquiriendo progresivamente mayor peso a medida que aumenta la oferta de alojamientos rurales en la zona.

El eje vertebrador noreste-suroeste de los terrenos sujetos a protección, como se deduce del nombre de la Z.E.C., lo constituye el Río Genal, cuyo impresionante nacimiento en la localidad de Igualeja aparece catalogado como Monumento Natural de Andalucía. Se trata de uno de los cauces de aguas superficiales permanentes más importantes de toda la provincia, que comparte con el espacio Z.E.C. nada menos que 45 kilómetros de su recorrido hacia el Guadiaro. Es el “Río Jardín” como muy acertadamente lo bautizó J. Antonio Castillo Rodríguez (2009) en la autobiografía que el propio Genal nos cuenta en las páginas de su libro, un lugar donde los valles encajados, el agua, los sonidos, la vegetación de ribera, los olores y las tonalidades del entorno nos cautivarán en tal medida que casi nos veremos obligados a volver en cuanto nos sea posible.

La mayor parte del Valle del Río del Genal se encuadra dentro del área paisajística de serranías de montaña media, y sólo una pequeña zona al suroeste se identificaría dentro de los espacios de campiñas costeras. La unidad geomorfológica más abundante son las sierras con pendientes medias o altas y profundos valles y cañadas esculpidos sobre rocas metamórficas, fundamentalmente esquistos, cuarcitas, micaesquistos, filitas y gneises, con esporádicas apariciones de materiales calizos o dolomitícos que son más notables en las zonas norte y oeste. En este singular ambiente geológico han sido identificados por el Inventario Andaluz de Georrecursos tres elementos de especial interés: la Garganta de las Buitreras, un espectacular cañón fluvio-kárstico estrecho, profundo y de enorme belleza originado por el Guadiaro dentro de los municipios de Benalauría, Benarrabá, Gaucín y Cortes de la Frontera, el karst de los Riscos de Cartajima (presente también en Júzcar) por su peculiar modelado de la caliza sometida a un fuerte proceso erosivo, que ha provocado la aparición de torcales, y los mármoles del contacto de la Unidad de las Nieves en Igualeja.

Los usos del suelo mayoritariamente corresponden a áreas forestales y naturales en casi un 90% de la Z.E.C., dentro de las cuales las formaciones más representativas son las de pastizal con arbolado, las de matorral denso con arbolado y las arboladas densas, por ese orden según coberturas; los terrenos agrícolas apenas superan el 9%, siendo los cultivos heterogéneos mezclados con vegetación natural los mejor representados. En general, las actividades tradicionales relacionadas con el medio natural son quizás el mejor ejemplo del aprovechamiento sostenible al que secularmente se han visto sometidos estos lugares. En el valle del Genal son frecuentes los bosques de castaños, sujetos a explotación por su valioso fruto, así como los alcornocales de los que se extrae el corcho.

Existen varios hábitats de interés comunitario que hacen de esta Z.E.C. un territorio a tener en cuenta dentro de la red europea de espacios protegidos, al reconocerse algunos de ellos con carácter prioritario. Destacamos, por ejemplo, las formaciones de matorrales termomediterráneos del tipo lentiscares con espinos, originando un matorral alto y denso con abundancia de especies termófilas, así como las zonas subestépicas de gramíneas a base de pastizales con cobertura variable y constituidos por una gran diversidad de especies de plantas vivaces. Interesan igualmente las dehesas de quercíneas, con un estrato arbóreo compuesto principalmente por encinas, alcornoques, quejigos o acebuches que permiten el desarrollo de pastos para aprovechamientos ganaderos o cinegéticos, y mención especial ha de hacerse respecto de los bosques de castaño, procedentes de antiguas plantaciones o de regeneraciones naturales o seminaturales y que son probablemente el distintivo más popular y característico del Valle del Genal, sobre todo durante el otoño cuando amarillean sus hojas (junto con las de los quejigos) y se generan estampas de una espectacularidad sin igual. No te lo pierdas, será un regalo para la vista que nunca olvidarás.

Los alcornocales mixtos sobre sustratos silíceos, muy extendidos en la Z.E.C., forman masas densas que son igualmente características de este entorno, contando en muchas ocasiones con ejemplares dispersos de encinas y quejigos que incrementan la diversidad del hábitat por el efecto ecológico en mosaico que se genera. De forma individualizada también es factible encontrar formaciones de encinares esclerófilos, otro de los hábitats de interés comunitario presentes.

Dentro de la Cuenca del Guadiaro, del que es afluente principal, el río Genal es uno de los escasos cauces mediterráneos de curso continuo que no están regulados por presas. Esto, unido al aceptable estado en general de las aguas de los arroyos y ríos que drenan hacia él especialmente en el tramo alto, lo convierten en un lugar idóneo para la presencia de ictiofauna. Así, entre las especies piscícolas se han citado algunas tan singulares como la vulnerable lamprea, una reliquia ancestral que sólo muy raramente podría alcanzar las aguas del Genal procedente del vecino estuario del Guadiaro, siendo más factible el hallazgo de anguilas, bogas, barbos o cachuelos, estos últimos de área de distribución muy limitada y por tanto comportándose como una especie endémica pero que resulta ser frecuente en el Genal.

Los invertebrados ligados al medio acuático constituyen también un importante recurso biológico que en esta Z.E.C. adquiere gran relevancia. Destaca por su enorme rareza el plecóptero Leuctra bidula, del que sólo se conoce una localidad dentro del la Z.E.C. pero en la cual, y por desgracia, no han podido ser avistados nuevos ejemplares desde 1994. Otros invertebrados presentan poblaciones asentadas en el espacio protegido como por ejemplo las libélulas Gomphus graslinii y Oxygastra curtisii, con una distribución reducida y vinculadas a hábitats de ribera y cuya presencia nos señala una alta calidad de las aguas que sobrevuelan.

Los anfibios están bien representados teniendo en cuenta que el agua y los enclaves con alta humedad son protagonistas en una parte del espacio, pudiendo citarse la existencia de endemismos ibéricos como el sapillo pintojo meridional, el sapo de espuelas o el sapillo moteado ibérico. De forma puntual, en las zonas bajas de la Z.E.C. se desarrollan pequeños núcleos poblacionales del tritón pigmeo, otro raro anfibio cuya supervivencia debemos garantizar no alterando en modo alguno las aguas de los lugares en los que vive.

Entre los reptiles destacan también aquellos ligados al medio acuático, donde reinan el galápago leproso, la culebra viperina y la culebra de collar, y en cuanto a la avifauna y como meros ejemplos de algunas de las muchas especies que ocupan estos territorios cabe destacar al chochín, el martín pescador, la lavandera cascadeña, el ruiseñor común, el herrerillo capuchino, el escribano soteño, el pico picapinos, el papamoscas gris o el zarcero común. Mención destacada merecen los quirópteros, dada la diversidad de especies presente. En las cuevas de los terrenos calizos podemos encontrar al murciélago de cueva, a los ratoneros mediano y grande o a los murciélagos de herradura mediterráneo y grande de herradura. Es por ello que la práctica de la espeleología debe ser hecha atendiendo a la no alteración del hábitat cavernícola y con la responsabilidad necesaria para que estas poblaciones no sufran consecuencias negativas debido a nuestra actividad deportiva.

Uno de los mamíferos que sin duda adquieren mayor importancia es la nutria, por ser una especie indicadora de la buena calidad de las aguas, Requiere de una buena conectividad ecológica no sólo dentro de la propia Z.E.C. sino con la colindante en su flanco sur, las Sierras Bermeja y Real, para incrementar la viabilidad de sus poblaciones ya que sus territorios vitales exceden en muchas ocasiones de los límites del Valle del Genal al tratarse de un animal con muchísima movilidad. Precisamente las necesidades de conservación de esta especie fueron el motivo de la declaración como Zonas Especiales de Conservación de muchos ríos y arroyos de la cuenca mediterránea que nacen de Sierra Bermeja, y que potencialmente podrían ser ocupados por este singular mustélido en sus movimientos entre el Genal, Sierra Bermeja y la costa. Es por ello que para garantizar la coherencia de la red Natura 2000 se hace imprescindible mantener todas las posibilidades de conexión natural entre el Valle del Genal, Sierras Bermeja y Real y los espacios Z.E.C. de los ríos Manilva, Real, Castor, Padrón, Guadalmansa, Guadalmina, Guadaiza y el Arroyo de la Cala.

En cuanto a instalaciones de uso público esta Consejería no dispone actualmente de equipamientos específicos dentro del espacio, siendo no obstante usada frecuentemente la extensa red de vías pecuarias y de pistas forestales en los montes públicos como soporte de rutas cicloturísticas o para el senderismo o actividades deportivas. El valle del Genal nos ofrece muchos atractivos para visitarlo y disfrutar de su naturaleza, gastronomía, historia, cultura, tradiciones, paisajes, deportes de aventura...sólo faltas tú.

Para finalizar debes saber que la Z.E.C. pertenece a la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo desde el año 2006, dentro del Programa Hombre y Biosfera de la UNESCO y en colaboración con Marruecos.