Se localiza en la vertiente meridional de Sierra Morena en su parte oriental de la provincia de Córdoba, limitando al este con el Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro. Se extiende por una superficie de 33.064.83 hectáreas de los términos municipales de Adamuz, Cardeña y Montoro. La vegetación es muy similar a la ZEC del Guadiato Bembézar y de Guadalmellato. La formación más representativa es el bosque esclerófilo mediterráneo dominado por la encina como especie arbórea más abundante y, en menor medida, el acebuche y el quejigo. La inmensa mayoría de encinares se encuentran muy transformados por la acción del hombre, en forma de dehesa principalmente, o como simples formaciones de matorral serial, en otros. En este sentido, el paisaje característico lo conforma un mosaico con predominio de encinares adehesados y terrenos de cultivo más o menos marginales, principalmente olivares de sierra y viñedos, que alternan con grandes superficies de matorral. Las dehesas presentan una gran heterogeneidad vertical y horizontal, con una estructura en estratos o pisos (arbóreo, arbustivo y herbáceo) que pueden variar de unas zonas a otras. Así se conjugan zonas de diferente densidad de arbolado, manchas de matorral más o menos densas, pequeñas vaguadas y terrenos de cultivo, dando lugar a una gran variedad de microhábitats.
Asociado con el estrato arbóreo, existe una buena representación de matorral noble caracterizado por lentiscos, acebuches, madroños y enebros, entre otros, que forman ecosistemas maduros propios del sotobosque mediterráneo. En relación con el matorral serial degradativo, aparecen coscojas, retamas, brezales y jarales que crecen sobre suelos menos fértiles y degradados.
Una formación interesante son las de matorrales arborescentes de enebro rojo. Se trata de formaciones de sustitución de bosques naturales de distinto tipo, actuando generalmente como etapa preforestal arbustiva, aunque a veces son comunidades permanentes en condiciones ambientales desfavorables (sobre rocas, ambientes secos, que impiden la evolución hacia el bosque y son acompañados por formaciones de leguminosas y labiadas, coscojales, brezales, jarales y matorrales de cistáceas, etc. Se limita geográficamente al entorno del embalse del Arenoso También destacan las manchas de pinar, procedentes en su mayoría de repoblación, donde las especies mayoritarias son el pino piñonero y el pino negral. En las zonas más meridionales de Sierra Morena, muy cerca o en contacto con la Depresión del Guadalquivir han sido reemplazados por olivares, algunos productivos y otros muchos de claro carácter marginal. En cuanto a la fauna es muy similar al resto de las ZECs de Sierra Morena y uno de los grupos más representativos lo constituyen las aves, y dentro de estas, las rapaces son especialmente importantes, destacando águila imperial y águila real. Otras especies de aves importantes son el águila perdicera, águila calzada, águila culebrera y búho real.
Entre los mamíferos destaca la presencia de lince ibérico, que en esta área presenta un asentamiento reciente fruto del proyecto de reintroducción de Guadalmellato. Otro mamífero importante es el lobo, cuyas dos únicas poblaciones en Andalucía se localizaban hasta hace poco en Sierra Morena, y que junto al lince, son las especies objetivo de este LIC.
La nutria también está presente, al igual que numerosas especies de quirópteros cavernícolas, entre los que cabe mencionar el murciélago de cueva, murciélago ratonero mediano, murciélago ratonero grande, murciélago de herradura, murciélago grande de herradura, murciélago mediano de herradura y murciélago pequeño de herradura.
Asociados a los numerosos cursos de agua existentes, habitan distintas especies de anfibios como sapillo pintojo ibérico, sapo de espuelas, sapo partero ibérico, sapo corredor, ranita meridional; y reptiles como galápago leproso y galápago europeo. Otros reptiles de interés comunitario son el eslizón ibérico y la culebra de herradura.
Respecto a la fauna piscícola, destacan la boga de río, pardilla, calandino y colmilleja. Estas especies son indicadoras del estado favorable de la calidad del agua, aunque debido a la existencia de infraestructuras hidráulicas, se ha perdido conectividad en las cuencas.