Córdoba Califal. Año 1000 - page 43

Juan Francisco Murillo Redondo
Arqueólogo, Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba
N
o son muchas las ciudades capaces de
ofrecer una antigüedad y un protago-
nismo histórico y cultural equipara-
bles a los que puede esgrimir Córdo-
ba, con sus cinco mil años de existencia a orillas del
Guadalquivir, el gran río que fertilizó la más avanza-
da cultura del extremo occidental del Mediterráneo,
urbe tartésica, capital durante cinco siglos de la más
romanizada provincia de
Hispania
y centro neurálgi-
co, durante tres siglos más, de un al-Ándalus omeya
cuya historia, en palabras del gran arabista E. Lévi-
Procençal, es, en gran parte, la historia de Córdoba.
Dentro de esta singular trayectoria urbana, cuya re-
construcción ha sido obra de la investigación arqueo-
lógica de las últimas décadas, Córdoba ha conocido
múltiples coyunturas históricas, con etapas de inusi-
tada brillantez y otras de discreta existencia, cuando
no de letargo y decadencia. Pero por encima de todas
ellas siempre se alzó una clara voluntad de perma-
nencia, asegurada por su río y, desde hace dos mil
años, por su puente. En efecto, Córdoba, o mejor di-
cho, las diversas ciudades que se superponen bajo sus
actuales calles en una compleja secuencia estratigráfi-
ca, es fruto del empeño humano por asentarse junto
a unos vados del Guadalquivir, en el punto justo en el
que el río comenzaba a ser navegable y en el que con-
fluían varias de las principales rutas de comunicación
entre las tierras del centro y el sur peninsulares.
Así, la
Corduba
prerromana conservada bajo el actual
Parque Cruz Conde, cuyo origen se remonta a los
inicios de la Edad del Cobre, define esa primera ciu-
dad que a lo largo de tres milenios concentra, sobre
una pequeña elevación de la terraza cuaternaria, a
la población hasta entonces dispersa en el territorio
agrícola circundante. Hacia el siglo VIII a. C. este
núcleo de población desempeñaba ya unas funciones
claramente urbanas, articulando un extenso territorio
del que captaba tanto recursos agropecuarios como
mineros y cuyos excedentes eran intercambiados por
productos manufacturados de importación, fenicia
primero y griega y púnica después.
Esta primitiva Córdoba será la que mantenga, desde
los primeros años del siglo II a. C., unas estrechas re-
laciones de colaboración con Roma, la nueva potencia
hegemónica en la Península Ibérica tras su victoria
sobre Cartago en la Segunda Guerra Púnica. De este
modo, y apenas una generación después, Marco Clau-
dio Marcelo reconocía su estratégica ubicación y los
servicios prestados fundando una nueva ciudad al lado
de la
Corduba
indígena, poblándola con “romanos e
indígenas selectos”, según el oportuno testimonio de
Estrabón, y manteniendo el nombre prerromano que
ha perdurado hasta la actualidad. La primera
Corduba
romana, que durante más de medio siglo convivirá
con su homóloga turdetana, era ya una ciudad po-
derosamente fortificada y de grandes dimensiones
para la época y el contexto histórico en el que surge,
Mapa de la provincia romana de la Bética según el padre E. Flórez, 1752.
En el centro resalta Córdoba, la capital, mientras la cartela se adorna con
una personificación del río Betis.
Biblioteca Nacional de España.
CÓ R DO B A C A L I FA L . A ÑO 1 0 0 0 [
39
]
)
Córdoba,
ciudad de ciudades
1...,28-29,30-31,32-33,34-35,36,37,38,39,40-41,42 44,45,46,47,48-49,50,51,52,53,54,...126
Powered by FlippingBook