Córdoba Califal. Año 1000 - page 47

por la paulatina conversión al Islam de una buena parte
de la población mozárabe cordobesa, lo que generará
episodios críticos como la denominada “crisis de los
mártires” y, de un modo colateral, la primera
fitna
.
De este modo, en el primer tercio del siglo X, Córdo-
ba, al igual que otro puñado de metrópolis musulma-
nas contemporáneas, había rebasado ampliamente los
límites de la Medina o ciudad amurallada, generando
un extenso cinturón de arrabales cuya máxima exten-
sión y densidad urbana se alcanzaría en la segunda
mitad del siglo X, tras la asunción de la dignidad califal
por parte de Abd al-Rahman III.
El símbolo más patente del nuevo papel reservado a
quien se situaba en la cúspide del Estado andalusí lo
constituirá la fundación e inmediata construcción, a
partir del año 936, de Madinat al-Zahra. Aunque posi-
blemente fuera concebida desde un primer momento
como capital de al-Ándalus, lo cierto es que su escasa
separación de
Qurtuba
, apenas 7 km, la relegará a unas
funciones esencialmente representativas y burocráti-
cas, colocándola en todo lo demás en una situación
de dependencia respecto a la vieja metrópoli, cuyo
desarrollo económico y poblacional llevaría sus arra-
bales hasta las mismas puertas de la ciudad palatina.
Con todo, Madinat al-Zahra desempeñará un brillante
papel durante las dos generaciones representadas por
Abd al-Rahman III y su hijo al-Hakam II, para perder
rápidamente su privilegiada posición a partir del año
976, como consecuencia de una coyuntura política
idéntica a la que le dio vida: el paso del poder a manos
de al-Mansur, el todopoderoso primer ministro de
Hisham II, el inepto hijo de al-Hakam II, que se hará
con todos los resortes del poder y los explicitará de un
modo público y patente con la construcción, entre 979
y 981, de su propia capital, Madinat al-Zahira.
La existencia de tres ciudades a lo largo de un eje de
diez kilómetros de longitud en la margen derecha de
un valle fluvial cuya anchura máxima no supera los cin-
co kilómetros, convirtió a Córdoba en una megalópolis
cuyos gigantescos arrabales, extensamente documenta-
dos por la reciente investigación arqueológica, genera-
ron una aglomeración urbana cuyo extremo oriental
era al-Zahira, el occidental al-Zahra y el núcleo central
la vieja
Madinat Qurtuba
, con los símbolos de un poder
omeya ya en decadencia, el Alcázar y la gran Mezquita.
En apenas cincuenta años, Córdoba conocerá el cenit
de su desarrollo urbano, no igualado hasta mil años des-
pués, y su ruina como consecuencia de la guerra civil
que frustró el intento de instauración de una dinastía
amirí por parte de los hijos de al-Mansur. La gran
fitna
que se desarrolla entre los años 1007 y 1031 no sólo su-
pondrá la desintegración definitiva de la unidad política
de al-Ándalus, sino el traumático final de una aventura
urbana que situó a Córdoba al nivel de Bagdad y de El
Cairo, las otras dos metrópolis de referencia en la época.
Destruidas Madinat al-Zahra y Madinat al-Zahira, aban-
donados los arrabales como consecuencia de la guerra
civil y el éxodo de población,
Qurtuba
se replegará sobre
las murallas de su Medina y una parte de los arrabales
orientales, que sumariamente fortificada a lo largo del
siglo XI constituirá desde entonces la segunda entidad
topográfica de la ciudad, la Axerquía. Reducida a una
extensión de apenas 200 hectáreas que contrasta con las
aproximadamente 2.000 que llegó a alcanzar su ante-
cesora en la plenitud del Califato, Córdoba sobrevivirá
de nuevo a las dificultades, compensando su discreto
papel político con el prestigio que aún le proporcionaba
el recuerdo de la gloria de sus gobernantes omeyas y
con algún rebrote de fortuna, como el vivido durante el
inicio de la dominación almohade, cuando conoció un
efímero florecimiento derivado de la instalación en ella
de la capitalidad de al-Ándalus por parte del califa Abd
al-Mumin, sin olvidar su destacado papel como centro
militar, lo que se tradujo en la construcción de pode-
rosas fortificaciones a ambos lados del puente, recono-
ciendo de nuevo la vital importancia estratégica de este
milenario símbolo de la ciudad.
Tras la conquista cristiana de 1236, Córdoba expe-
rimentará numerosas transformaciones durante los
siglos bajomedievales y modernos, pero éstas serán
de detalle y no afectarán significativamente ni a su
extensión ni a su imagen urbana como ciudad fortifi-
cada hasta el siglo XIX. Y aún deberá esperar al último
cuarto del siglo XX para alcanzar la extensión que
había tenido mil años antes.
CÓ R DO B A C A L I FA L . A ÑO 1 0 0 0 [
43
]
)
Córdoba,
ciudad de ciudades
1...,36,37,38,39,40-41,42,43,44,45,46 48-49,50,51,52,53,54,55,56,57,58,...126
Powered by FlippingBook