Córdoba Califal. Año 1000 - page 56

6.
Corriente de agua, corriente de sedimentos.
5.
Un río que arría.
En la ciudad califal también pesa, con todo, la
preocupación por las riadas que amenazan con
inundarla y son recogidas por los cronistas: “El martes
día 11 de
rayab
(7 abril del año 974) creció el río de
Córdoba, y su crecida alcanzó su límite máximo el
miércoles, en que llegó al Arrecife de los Tablajeros.
Aún continuó muy crecido al día siguiente jueves”.
No hay que olvidar que “las aguas siempre vuelven
a su cauce” porque “las aguas siempre se salen de su
cauce”… Una constante en los ríos mediterráneos que
habría que tener presente para evitar ocupar lugares
que no nos corresponden, como tantas veces se hace,
y que sólo recordamos cuando llegan las riadas.
Con el agua tiene lugar un ingente y
heterogéneo flujo de materiales: desde
partículas de arcillas que flotan en
suspensión y le dan color, a pesados
cantos rodados que arrastra el ímpetu de
la corriente. Un agua contumaz, violenta
en riadas, de tenacidad paciente cuando
fluye plácida, que cambia la faz de la
tierra. Agua que erosiona, transporta
y sedimenta. Agua que quita aquí para
dejar allá. Un ciclo permanente de
modelado del paisaje, que se construye y
deconstruye al dictado del agua.
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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D
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