Antecedentes y el desarrollo del sector hasta la actualidad

La actividad acuícola en Andalucía surge en torno a 1930, como consecuencia de la falta de rentabilidad de la actividad de extracción de sal de las salinas y marismas, en zonas litorales. Esto conllevó a que estas grandes extensiones inundables quedarán en desuso, convirtiéndose en refugios para multitud de organismos marinos. Con la entrada natural de agua, se producía la de peces, moluscos, crustáceos, etc., dando lugar a producciones naturales que eran capturadas o despescadas tras la época estival. De esta forma, se fue progresivamente produciendo la reconversión de las antiguas salinas en granjas de cultivo.

Posteriormente, por parte tanto de centros públicos como privados, se producen una serie de avances científicos en esta materia, de forma que se consigue producir alevines de dorada, con los que se repueblan estas zonas de esteros, obteniéndose individuos adultos de idénticas características a los criados de forma natural. Esto da lugar a un nuevo tipo de cultivo denominado “cultivo extensivo mejorado”.

En pocos años la acuicultura andaluza se coloca a la cabeza de Europa, debido a las grandes producciones de alevines de dorada y al hecho de haber cerrado el ciclo de vida completo de otras especies de interés comercial, tanto autóctonas (como la lubina y el lenguado), como alóctonas (como el langostino japonés, la ostra japonesa, la almeja japonesa), caracterizadas estas últimas por un crecimiento más rápido y con menos requerimientos en su cultivo.

A partir de este momento, cuando ya se dispone de un conjunto de técnicas de cultivo bastante afinadas, comienza a producirse una diversificación de la actividad hacia otros sistemas de cultivo y también hacia otras especies. La amplia extensión de nuestras costas, junto con la gran potencialidad de sus aguas, permitieron la instalación de jaulas de cultivo en mar abierto y de bateas de mejillones.

La multitud de ambientes de alto valor ecológico del litoral de Andalucía, con zonas de marismas, bahías y ensenadas, permiten el desarrollo sostenible de la acuicultura, sin el deterioro de sus valores ambientales y sociales. Dado el evidente potencial de Andalucía, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, entidades, asociaciones, promotores y expertos aúnan esfuerzos con el objetivo común del impulso de esta actividad, mediante la creación de una herramienta para alcanzar la sostenibilidad del sector y del entorno donde se desarrolla; un marco favorable en lo referente a la ubicación de nuevas instalaciones, como resultado de analizar los usos y limitaciones que existen y convergen en las zonas costeras en consenso con todos los agentes implicados. La diversificación de los cultivos, la tecnificación de los métodos de producción y las estrategias de comercialización también suponen aspectos importantes para el fomento de iniciativas viables y competitivas.

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