Retablo mayor y retablo de San Elías de la Iglesia del Carmen. Antequera (Málaga)
Información general
Atribuido a Antonio Primo (retablo mayor)
José de Medina (esculturas del retablo mayor)
Anónimo (retablo de San Elías)
La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
Datos históricos
La iglesia del Carmen de Antequera fue templo del desaparecido convento de los Carmelitas Descalzos. La monumentalidad de su capilla mayor, configurada poco después de 1627, queda acentuada por sus tres retablos, particularmente por el retablo mayor, gran máquina barroca de traza compleja y valiente que sirve de embocadura al camarín de la Virgen del Carmen.
El retablo mayor fue construido en los años anteriores a 1747, según trazado que se atribuye a Antonio Primo, autor del retablo mayor de las Carmelitas Descalzas de Lucena, con el que guarda afinidad de estilo. La decoración escultórica, realizada por José de Medina, incluye las imágenes de San Elías, San Eliseo y San Juan Bautista, santos papas y obispos carmelitanos, óvalos con relieves de santas carmelitas y figuras de ángeles adolescentes y arcángeles. La policromía de las esculturas y relieves contrasta con la parte propiamente arquitectónica del retablo, que no llegó a dorarse y está realizada en madera de pino vista teñida con anilina y una capa de protección que le da un color rojizo oscuro.
El retablo de San Elías, situado en el muro izquierdo de la capilla mayor es tan recargado como el anterior, aunque de factura más floja. Resulta muy aparatoso por la composición del ático, donde se representa la Ascensión de Elías. A diferencia del retablo mayor, está dorado y policromado.
Estado previo
Ambos retablos se encontraban en una situación delicada debido al precario estado de los muros, que presentaban profundas grietas.
Tras el retablo mayor, a la altura del banco, una gran acumulación de escombros había favorecido el ataque de xilófagos. Los apoyos traseros, de madera de olivo, necesitaban una seria revisión en cuanto a su función, ya que algunos habían cedido con los movimientos de la fábrica y otros se habían perdido o se encontraban despegados. Muchas piezas se habían caído o se encontraban desajustadas o movidas. Los anclajes y ensambles de las distintas partes de la estructura estaban movidos y la mayoría de los ingletes, abiertos; muchos de ellos repasados con clavos para sujetarlos. Por toda la estructura se observaban restos de una instalación eléctrica de 1927 y de otra posterior. Las tallas presentaban pérdidas de elementos y serios problemas de asentado de color. Su sujeción estaba realizada con tablones clavados directamente a la escultura, dado que sus bases y asentamientos estaban inclinados y descolgados de la estructura general, por lo que existía un gran riesgo de caída.
Descripción de la intervención
La intervención en los dos retablos vino acompañada por las obras de consolidación de la arquitectura del templo.
El retablo mayor fue desinsectado y consolidado tras el desmontaje de sus esculturas y la eliminación del tendido eléctrico. El escombro acumulado pudo extraerse a través de dos aberturas que se practicaron en la base del camarín. La mayoría de los palos de olivo que sujetaban la estructura al muro se encontraban en buen estado de conservación; solo hubo necesidad de sustituir cuatro de estos apoyos en el lado izquierdo por piezas de madera estabilizada y curada. Los elementos desajustados se fijaron y encolaron, y numerosas piezas de pequeño tamaño fueron clavadas con clavos de acero inoxidable. Por lo demás, se desinsectaron tanto las piezas arquitectónicas como las esculturas y se asentaron los dorados y policromías. Las esculturas fueron ancladas por medio de piezas de acero inoxidable, salvo en el caso de los ángeles pequeños, cuyo sistema de sujeción con alcayatas y hembrillas fue respetado.
A diferencia del anterior, el retablo de San Elías fue totalmente desmontado. Se hizo un tratamiento preventivo de desinsectación y un asentado de la policromía únicamente de los levantamientos más notables, salvo en el caso de la imagen que corona el ático, que requirió un tratamiento de fijación exhaustivo dado el pésimo estado en que se encontraba. En el montaje se sustituyeron los antiguos anclajes de madera por retrancas de tubo de hierro galvanizado rematadas en uña cogidas al muro con yeso.