Retablo del Descenso de la Iglesia de San Ildefonso. Jaén
Información general
Datos históricos
La ejecución del retablo mayor de la iglesia de San Ildefonso, dedicado al Descenso, fue contratada con Francisco Calvo Bustamante, maestro escultor, en 1760. Según el contrato, debía construirse observando puntualmente las trazas hechas por Pedro Duque Cornejo, muerto tres años antes. Existe documentación sobre la madera utilizada, traída desde las sierras de Cazorla y Segura por vecinos de Pozo Alcón. Aunque la construcción del retablo seguramente concluyó en 1763, su dorado y estofado aún no estaban realizados en 1770.
El del Descenso es uno de los retablos de mayor complejidad formal de los trazados por Duque Cornejo. Está compuesto con extrema libertad, hasta el punto de que la cornisa se convierte en elemento vertical y los estípites se colocan delante de la decoración escultórica. Los relieves del cuerpo inferior representan la procesión organizada en Jaén por el descenso de la Virgen a la ciudad en el año 1430. En el ático figura un relieve con la Imposición de la casulla a San Ildefonso, aunque en las trazas de Duque Cornejo había previstos tres cuadros con diferentes escenas de ese mismo tema. Esta modificación con respecto al primer trazado puede atribuirse a Francisco Calvo, quien se había formado como escultor con José Gallego, discípulo de Churriguera, pero también había recibido enseñanzas como arquitecto en la Academia.
Estado previo
En líneas generales, el estado de conservación del retablo era bastante aceptable, salvo pequeñas fisuras en la escena central, un desensamble en el lateral derecho, ennegrecimientos, restos de cera y algunos desgastes en las zonas más bajas. A esto se unía una gran acumulación de polvo motivada por una etapa de obras en la iglesia durante la cual el retablo no estuvo protegido.
En las inspecciones realizadas en el trasdós del retablo se encontraron restos de pintura mural con motivos florales, que probablemente completaban la decoración del primitivo retablo de San Ildefonso.
Descripción de la intervención
La intervención se centró fundamentalmente en las labores de limpieza. Las acumulaciones de polvo se eliminaron con aspirador y brochas de pelo suave. Tras realizar pruebas con diversos divolventes, se seleccionaron cinco procedimientos de limpieza para aplicar a los distintos materiales: los dorados se limpiaron con alcohol metílico, salvo los de la zona del banco, a los que se hizo una segunda limpieza con ácido fórmico disuelto en diclorometano; en las carnaciones se hizo una doble aplicación de alcohol metílico en primera instancia y de amoniaco en agua destilada al final; para los temples se utilizó goma de borrar blanda e incolora; por último, en las zonas con técnica similar a la corladura fue empleado el alcohol etílico con la intención de refrescar.
Hubo que fijar muy pocos elementos, la mayoría de los cuales eran fragmentos de pequeñas dimensiones, encontrados sobre las cornisas o tras el retablo, que venían a completar algunas faltas en los vivos de la rocalla y de la decoración floral.
El tratamiento finalizó con la aplicación de una capa de protección llevada a cabo con cuidado de no insistir en las carnaciones.