Cristo de la Humildad. Iglesia del Salvador. Baeza, Jaén

Información general

Tipología
Escultura
Provincia
Jaén
Municipio
Baeza
Autoría

Anónimo

Cronología
Segunda mitad del siglo XVI
Dimensiones
162 x 50 cm (figura); 12 cm (peana)
Material
Pino
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución

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Datos históricos

La Cofradía del Cristo de la Humildad fue fundada en el convento de la Trinidad Calzada de Baeza en 1563. Antes de 1590 trasladó su sede al convento de San Francisco, donde en 1603 tenía labrada su ermita o capilla. En 1836 hubo de trasladarse, por ruina de la ermita, a la parroquial del Salvador, donde su imagen titular preside el retablo mayor.

Las primeras ordenanzas de la hermandad, aprobadas en 1565, se refieren ya a que un Cristo con la corona de espinas habría de figurar en procesión. Éste habría de ser el Cristo de la Humildad, que encaja en los cánones manieristas de la segunda mitad del siglo XVI. La escultura ha sido relacionada con el Jesús de la Paciencia de la iglesia de San Matías de Granada, obra atribuida a Pablo de Rojas, y también con obras de Sebastián de Solís, como el Cristo del Calvario de Jaén y el Crucificado del retablo mayor de la iglesia de San Andrés de Baeza. Es un “Ecce Homo” de acusada musculatura, representado de pie, en contrapposto, con distintos elementos postizos, como son un cordón que ata las manos, una caña de bambú a modo de cetro, una capa color púrpura, la corona de espinas, en plata, y una peluca de cabello natural.

Aunque es posible que la imagen tuviera en un principio el cabello tallado, lo cierto es que desde 1653 existen actas de la cofradía en las que consta que usaba cabello natural. Reformas seguras son los ojos de vidrio, la peana y la policromía, tanto de las encarnaciones como del paño de pureza, además de una burda intervención para rectificar la posición de la cabeza haciéndola inclinar hacia el lado derecho. Con el tiempo también se ha modificado la posición de la caña, seguramente sujeta antes a la mano derecha mediante un orificio localizado durante la restauración.

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Estado previo

La imagen presentaba múltiples grietas y aberturas producidas entre las distintas piezas de madera. Destacaba una que recorría la espalda de arriba abajo y otras existentes en el cuello, el nudo del paño de pureza y el pie izquierdo. Las del cuello correspondían a la intervención, ya señalada, mediante la cual se modificó la posición de la cabeza insertando una cuña de madera. Un vástago de madera atravesaba la cuña y la fijaba entre el cuerpo y la cabeza, pero esto no había evitado que se abrieran las uniones, por lo que, ante el riesgo de caída de la cabeza, en cierto momento se colocó en la parte posterior del cuello una pletina sujeta con tres tornillos a la cuña y a las dos piezas superior e inferior.

Existían deformaciones originadas por clavos de forja concentrados en la cabeza, cuello, perímetro del ensamble dorsal, paño de pureza, pies y peana, y muchos agujeros de clavos en la parte superior de la cabeza, que eran consecuencia del sistema de sujeción de la corona y la peluca.

La primitiva peana rectangular, embutida en otra posterior octogonal de deficiente factura, se encontraba en muy mal estado, con la madera agrietada por la tensión soportada periódicamente durante las procesiones. Las grietas habían provocado la formación de fragmentos sueltos, que no se habían perdido gracias a una base de madera clavada por la parte inferior y a una pletina de hierro clavada al perímetro de la peana.

En el cuerpo se superponían tres capas de preparación correspondientes, al menos, a otras tantas policromías, mientras que en el paño de pureza solo se conservaba la capa de preparación de la única policromía existente, que no es la original, sino fruto de una remodelación posterior. Las mayores pérdidas, levantamientos y desgastes en la policromía se concentraban en las uniones abiertas y en las zonas en las que se colocan los distintos atributos de la imagen: cetro, corona y manto. También aparecían quemaduras, en la zona de las manos, y repintes, principalmente en el cuello y la espalda, así como en la peana, totalmente recubierta de purpurina.

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Descripción de la intervención

La decisión más comprometida a la hora de restaurar la imagen fue la de qué hacer con la cuña introducida en el cuello, causa de una manifiesta deformidad anatómica que resultaba especialmente antiestética al contemplar la obra de perfil. En la operación de insertar la cuña se eliminó parte del cuello original, que en su estado primitivo debió ser erguido. Por esta falta de volumen original y por no alterar la imagen que los devotos tenían de la obra, se justificó el mantener la cuña a pesar de todo.

Tras la limpieza del polvo y la fijación de la policromía, se procedió a desensamblar las piezas cuya unión era poco sólida extrayendo los clavos de forja que las fijaban. Este tratamiento se realizó en la zona del cuello y en la peana, eliminando los restos de cola antigua ya disgregada y de estuco que servía de relleno. Las piezas del cuello se volvieron a ensamblar sustituyendo los clavos de forja por espigas de madera y los rellenos de estuco por pasta de madera. Se desinsectó y consolidó la madera y se rellenaron las grietas abiertas también con pasta de madera a la que se añadió una pequeña cantidad de cola. La pletina metálica de la base se limpió de óxido y se volvió a fijar con tornillos de acero inoxidable. La tabla inferior de la peana original se reforzó con espigas de madera, así como también el conjunto de la peana actual, cuya tablazón horizontal fue reemplazada por otra más consistente.

La policromía se limpió, se eliminaron los repintes, se estucaron las lagunas y se reintegraron con un rayado de acuarela. Como acabado se aplicó un barniz mate y, para matizar brillos, un barniz cera. Después de dar lustre a la cera se procedió a la sustitución de los pocos restos de pestañas originales por unas nuevas realizadas con cabello natural y papel de seda adheridas con cola.

Para sujetar la peluca se realizó un casquete de fibra de vidrio y poliéster forrado por el interior con tela de fieltro y con un orificio central que encaja en un vástago roscado fijo a la cabeza de la imagen. En este vástago se coloca la corona, afianzada con una tuerca. En las zonas del cetro que están en contacto con la obra se aplicaron pequeños trozos de fieltro.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Ecroa
Dirección y ejecución
Ecroa
Periodo de ejecución
-
Inversión
8.007,83 euros
Financia
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
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