Gálvez reivindica la Universidad como ascensor social del conocimiento para formar a una ciudadanía crítica

Gálvez reivindica la Universidad como ascensor social del conocimiento para formar a una ciudadanía crítica
En el marco del Congreso de la Sabiduría y Conocimiento, celebrado en Córdoba los días 21, 22 y 23 de octubre, la consejera de Conocimiento, Investigación y Universidad, Lina Gálvez, reclama recuperar la Universidad en su papel de ascensores sociales. Junto con la socióloga Marina Subirats, en el debate “Cómo pensar críticamente. La enseñanza pública en el siglo XXI”, Gálvez ha destacado que la Universidad de seguir siendo una palanca de oportunidades para la ciudadanía y su discurso se fundamenta en ese privilegio en la formación de las personas que, por sus condiciones socioeconómicas, podrían formarse, es decir, la capacitación solo de las élites, no la democratización de la enseñanza.
La consejera de conocimiento ha puesto de manifiesto la preponderancia de la idea de éxito y la idea de poder que “no tiene que ser individual, sino colectivo y está siendo un empoderamiento individual, la competitividad y la métrica de los resultados, sin humanismo”. Hace análisis en la educación humanista y no comparte la externalización en las Universidades, con las subcontrataciones, y debe reforzarse el concepto de la Universidad como mezcla entre la docencia y la investigación.
Desde su trayectoria profesional, Lina Gálvez, catedrática en excedencia de Historia e Instituciones Económicas del Departamento de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica de la Universidad Pablo de Olavide, entre otros, pone el foco en el debate actual sobre la enseñanza en cuanto a la evolución del homo economicus (el interés individual) está sustituyendo al homo politicus (la colectividad) y está desplazando al humanismo.
La periodista de la Cadena SER Lourdes Lancho ha conducido este debate y ha hecho referencia a esos “grandes problemas que se resuelven con soluciones baratas, derivando en el fascismo”. Marina Subirats señala la deshumanización de la enseñanza, enfocada a los resultados o hacia una ciudadanía más crítica.
En conclusión, la actual responsable de la Consejería de Conocimiento pone el foco en las universidades públicas sigan funcionando como auténticos ascensores sociales, como referentes de esa democratización del conocimiento.
En esta charla se ha puesto sobre la mesa la inversión de España en educación, un 4,1% de su Producto Interior Bruto en Educación, por debajo de la media de la Unión Europea, que se encuentra en 5,3%. Los únicos países del bloque comunitario que destinaron menos parte de su PIB a educación que España fueron Rumanía (3,1%), Irlanda (3,7%), Bulgaria e Italia (ambos un 4%). Levemente por encima de España se situaron Alemania y Eslovaquia (4,2%) y Grecia (4,3%).
La educación no es sólo cuestión de números. Los docentes con conscientes de que, como está ocurriendo a nivel global, su papel en la enseñanza cambiará sensiblemente. Serán guías, admiten, que lleven a los alumnos de la mano a través de los diversos itinerarios de aprendizaje. Las dinámicas grupales, el aprendizaje colaborativo, la mediación escolar y la desaparición de los libros de texto tradicionales serán algo común en menos de un lustro… si es que no lo son ya en determinados centros. Muchas organizaciones públicas y privadas consideran el pensamiento crítico como una habilidad intelectual y práctica fundamental.
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