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Cuadernos de bitácora

'Huelva, la orilla de las tres carabelas' es el último título incorporado a la colección Turistas de Ayer. En el prólogo del libro, el crítico literario y escritor Manuel Moya señala que la extrañeza fue su primer sentimiento al iniciar la lectura de las anotaciones de escritores anglófonos sobre las tierras y las gentes de Huelva. "No reconocerme exacta y fielmente en esos retratos", asegura.

De hecho, como afirma su autora, Maria Antonia López-Burgos, en esta antología se encuentran relatos amenos y entretenidas anécdotas, resultado de la "mirada escrutadora de estos viajeros curiosos, impertinentes o no, pero siempre entusiastas, que pasearon y dieron rienda suelta a ensoñaciones".

La autora recuerda además que son cientos los viajeros que, desde mediados del siglo XVIII, pero sobre todo durante el siglo XIX, recorrieron España cuadernillo en mano, unos dibujando, otros escribiendo sus diarios y cuadernos de bitácora, movidos por "el ánimo de llegar a lo más profundo del alma de esta tierra indómita y describir un país que, aunque atrasado respecto a algunos países de Europa, les ofrece orientalismo y el pintoresquismo".

Para todos aquellos viajeros, escritores y pintores, Andalucía representaba la imagen más estereotipada de toda España. No obstante, como afirma López-Burgos, no eran sólo los antiguos palacios árabes, los desmoronados castillos medievales o las catedrales lo que buscaban en Andalucía. Cuando se adentraban por los polvorientos y accidentados caminos andaluces, lo hacían tras escondidas bellezas que libros escritos por anteriores viajeros les habían desvelado, y de las que tanto habían oído hablar.

Ello no significa que sus relatos fueran una fotografía objetiva de la realidad que encontraban, dado que estos viajeros, según Manuel Moya, formaban parte de una nómina de autores de la época convencidos de su superioridad moral, que se dirigían a un público británico, civilizado y burgués, más interesado en lo distinto y lo pintoresco que en la objetividad o neutralidad de sus narraciones.

Por ello, en algunas páginas de 'Huelva, la orilla de las tres carabelas', el lector puede hallar pasajes en los que al etnocentrismo cultural añade un interés especial por los lugares 'colonizados' cultural y económicamente, donde ya existe además una cierta presencia de carácter anglófono.

En el prólogo, Moya recalca este factor, por ejemplo, en la descripción que hace uno de los viajeros incluidos en el libro, Richard Ford,  contraponiendo el genial sueño colombino de Colón a la evidente miopía de la corona española, y en la que manifiesta una singular jactancia en la descripción de la decrepitud y ruina en la que se halla un enclave tan emblemático como La Rábida.

En definitiva, los viajeros subrayan en sus descripciones la razón frente al caos, la urbanidad frente a la ruralidad, la modernidad frente al primitivismo y el liberalismo frente a la superstición, a pesar de lo cual su mirada ha azuzado y agrandado la manera de observar e interpretar la realidad de la Andalucía de la época.