Saludo del Presidente

Hacer mejor lo que ya hacemos bien

Se cumplen tres décadas de autogobierno que bien pueden resumirse en tres palabras: modernización, progreso, cambio. El contraste entre la Andalucía de entonces y la de hoy no deja lugar a dudas sobre lo mucho y bueno que se ha logrado, pero tampoco da pie a la autocomplacencia conformista. Llega esta efeméride en un momento que, al marcar claramente un antes y un después, nos anima por el contrario a no detenernos.

Alcanza así velocidad de crucero el desarrollo del nuevo Estatuto de Autonomía, aprobado en 2008 justo para dar continuidad, amplitud y profundidad a la dinámica de modernización económica y cohesión social sobre unas bases que forzosamente han de ser distintas a las de hace treinta años: hoy la sociedad andaluza emprende, no depende. Y asume la necesidad de hacer los deberes para poder consolidar como derechos lo que antes fueron arduas conquistas sociales.

Pero el momento actual también está marcado por la lenta salida de una crisis financiera global cuyos efectos han dejado bien patente la necesidad de reorientar nuestro modelo de crecimiento para que las fortalezas de hoy no se conviertan en las debilidades de mañana. La Andalucía del nuevo Estatuto es la misma que la Andalucía Sostenible del inminente cambio de ciclo, porque sostenibilidad significa, ante todo, no repetir errores, hacer viable el progreso y, en definitiva, hacer mejor lo que ya hacemos bien.

Fruto de este buen hacer, durante buena parte de los treinta años de autonomía hemos sabido crear empleo y riqueza en tasas muy superiores a las de nuestro entorno. Volveremos a hacerlo, pero mejor: de la mano de un potencial emprendedor que la crisis no ha evaporado, con el motor de una educación centrada en el reconocimiento al esfuerzo, con el aliento de aquellos sectores emergentes y de alto nivel de innovación en los que ya somos líderes, con el marco de estabilidad del VII Acuerdo de Concertación Social entre Junta, sindicatos y empresarios. El cambio está en marcha y a nadie debe extrañar, porque no otra cosa sino cambiar es lo que hemos hecho desde que tomamos conciencia de nuestras posibilidades y capacidades en aquel ya lejano 28 de febrero de 1980.