Las introducciones de especies exóticas pueden ser intencionadas o accidentales. Así, las fluidas comunicaciones que se mantienen entre los cinco continentes se convierten en la puerta de entrada de especies de fauna y flora, que comienzan su lenta invasión.

Entre las sueltas voluntarias pueden englobarse la liberación en ríos y humedales del cangrejo americano, con el objetivo de restar presión sobre el cangrejo de río autóctono que se hizo entre los años 60 y 70 del siglo XX.

Estas sueltas desvelaron que el cangrejo americano es portador de un hongo que no resiste el autóctono. También son intencionadas las introducciones de especies como el alianto, la chumbera, la uña de león, las carpas, percas, black bass, el muflón y el arruí.

El segundo grupo lo compondrían aquellas especies que se han introducido en el medio sin intencionalidad. Es el caso del mejillón cebra o del cangrejo chino, un animal especialmente dañino que llegó al río Guadalquivir como 'polizón' en los depósitos de agua de algunos barcos que atracaron en el Puerto de Sevilla.

La presencia de este invertebrado en países como Estados Unidos ha resultado altamente peligrosa pues, además de ser portador de enfermedades que pueden afectar a la salud humana, acostumbra a hacer complejos túneles en las márgenes y orillas que afectan a la estabilidad de infraestructuras y construcciones que acaban sufriendo graves daños.