Un grupo de mayores realiza una actividad al aire libre.

La sociedad está en constante transformación. Uno de esos cambios es el envejecimiento de la población, una revolución demográfica que requiere nuevas respuestas y a la que deben adaptarse las administraciones, los agentes sociales y la ciudadanía. Los avances de la atención sanitaria y la mejora de las condiciones de vida han consolidado un Estado de bienestar en el que se han resuelto necesidades que, tan sólo hace unos años, parecían insalvables. Pero, al mismo tiempo, se han generado otras nuevas que es preciso atender de forma resuelta y coordinada.

Andalucía, como sociedad avanzada, se encuentra dentro de esa encrucijada demográfica. El Estatuto de Autonomía ya prevé la necesidad de abordar políticas específicas para las personas mayores, que les permitan una vida digna e independiente y garanticen su bienestar social e individual. En este sentido, el Gobierno andaluz no considera el envejecimiento activo sólo como una política de acción para adaptarse al cambio demográfico, sino como una palanca de transformación sobre la imagen de este colectivo, que puede seguir aportando mucho a la sociedad.

Con este planteamiento, la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social aborda el envejecimiento activo como un proceso de optimización de las oportunidades de las personas mayores en diferentes ámbitos, atendiendo a cuatro principios fundamentales: envejecer de forma segura, saludable, participando y formándose.

La comunidad autónoma desarrolla políticas para dar vida a los años de las personas cuya dedicación ha hecho posible que la población andaluza pueda disfrutar de su actual nivel de vida.

Es el caso del programa de Aulas Universitarias para Mayores, que ha facilitado que, desde 2004, más de 41.000 personas se hayan matriculado en las diez universidades públicas, colaboradoras en esta iniciativa; o las aulas de informática, de las que disponen los 168 centros de día de titularidad de la Junta, que cuentan con más de 600.000 socios.

Otros ejemplos de políticas de envejecimiento activo de la Junta son el programa de Turismo Social, que ha posibilitado que unas 13.000 personas mayores con escasos recursos económicos hayan participado en viajes organizados en 2009; o la Tarjeta Andalucía Junta sesentaycinco, que ofrece un gran número de servicios y descuentos para actividades culturales, deportivas y recreativas, a más de un millón de beneficiarios.

Esta apuesta del Gobierno autonómico se ha visto reforzada además por dos eventos. En primer lugar, Sevilla ha sido la sede del Primer Congreso Internacional del Envejecimiento Activo, en el que han participado cerca de mil asistentes, entre expertos y personas mayores. Además, la comunidad ya dispone del Primer Libro Blanco del Envejecimiento Activo publicado en España y en Europa.