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Dolor en uno de cada tres andaluces

El dolor tiene serias consecuencias emocionales, sociales e incluso económicas para el paciente e incrementa por cinco la probabilidad de utilización de los servicios sanitarios. Un estudio realizado este año por la Asociación Andaluza del Tratamiento del Dolor y Asistencia Continuada revela que uno de cada tres andaluces sufre algún dolor en la actualidad, el 15,5% del conjunto de la población andaluza sufre un dolor de tipo crónico y el 18,3% registra otro tipo de dolores no crónicos.

Asimismo, el 42,2% de los afectados afirma que el dolor le afecta mucho en las tareas habituales diarias, un 26,2% manifiesta que le afecta mucho para desarrollar con normalidad actividades personales vitales como asearse, vestirse, comer o dormir, y uno de cada diez que le afecta mucho para sus relaciones sociales con amigos. El perfil más característico de los andaluces con dolor es el de una mujer, mayor de 45 años, sin estudios o de nivel bajo, amas de casa o jubiladas y residentes en poblaciones de menos de 50.000 habitantes.

Plan del Dolor 2010-2013

Este plan se estructura en torno a seis grandes líneas estratégicas y 16 proyectos específicos con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen y de sus allegados, al tiempo que impulsa la participación activa de la ciudadanía y de todos los profesionales sanitarios.

Además, plantea la reorganización de los recursos y la definición de la cartera de servicios obligatoria relacionada con el dolor en atención primaria y en hospitales de acuerdo con su nivel de complejidad. De esta manera, los diferentes niveles asistenciales se especializarán en la atención al dolor en el marco de sus competencias.

Igualmente, se están empezando a organizar circuitos de derivación de pacientes con el fin de homogeneizar la atención en todo el territorio andaluz y para que la continuidad asistencial esté garantizada en toda la comunidad autónoma de forma equitativa y uniforme.

Los pacientes que requieran técnicas que no se puedan realizar en los centros de salud serán derivados a los hospitales de segundo nivel. Estos centros realizarán tratamientos que se pueden dispensar sin necesidad de hospitalización, así como la aplicación de técnicas quirúrgicas que faciliten el abordaje del dolor. Por su parte, las intervenciones más complejas se derivarán a los grandes hospitales.

Esta organización a través de equipos multidisciplinares y pluriprofesionales facilitará el tratamiento más completo desde varios ámbitos sanitarios que también será multimodal.

El plan incluye el dolor crónico, el perioperatorio, el relacionado con procedimientos menores de diagnóstico o tratamiento, el que surge en situaciones de atención urgente o en emergencias y el de la población vulnerable: la infancia, personas mayores, personas con trastornos mentales y personas discapacitadas.

En este sentido, establece una especial consideración a los colectivos más desfavorecidos, ya que estos son más vulnerables y frágiles también ante el dolor e incorpora la perspectiva de género en todos sus aspectos.

Para un abordaje integral del dolor, el plan habilita las herramientas necesarias que capaciten para adoptar estilos de vida saludables, así como dirigir el control y autocuidado de la persona sobre su propia enfermedad en aspectos físicos, emocionales, familiares y sociales. Todo ello favoreciendo la autonomía y la toma de decisiones del paciente con objetivos previamente pactados con los profesionales.