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La Casa de la Alegría vuelve a sonreír

En un cerro de Coria del Río, se erige la residencia en la que Blas Infante pasó sus últimos años, y que ahora se ha abierto al público tras un proceso de rehabilitación integral

27/08/2010
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Exterior de la Casa de Blas Infante, Villa Alegría o Dar al-Farah, en Coria del Río.

Notario, ateneísta, historiador, antropólogo, musicólogo, político, pensador y escritor. Blas Infante fue un intelectual tan polifacético que no dudó en asumir las tareas de arquitecto, decorador e incluso de maestro de obras para llevar a cabo la construcción de su vivienda, Dar al-Farah, la Casa de la Alegría, en un altozano en la localidad sevillana de Coria del Río.

La vivienda fue proyectada por Infante entre 1931 y 1933 para alojar a su familia. Aquí vivió, junto a su mujer, Angustias, y sus cuatro hijos, Luisa, María Ángeles, Luis Blas y Alegría, hasta que fue fusilado, al filo de la madrugada del 11 de agosto de 1936. Él mismo se encargó de su diseño, exterior e interior, y de contratar a los albañiles y artesanos que trabajaron en las obras. Y es precisamente esta circunstancia la que la convierte en única.

La Casa de la Alegría es una vivienda personalísima, en la que Infante plasmó muchos de sus conceptos sobre la esencia de lo andaluz. El resultado fue una construcción sincrética, a caballo entre la arquitectura andalusí e historicista: cuajada de yeserías y ventanas nazaríes, almenas decorativas hispanomusulmanas, inscripciones en aljamiado, lacerías, azulejos con escenas de 'El Quijote' y elementos regionalistas similares a los que se extendieron por toda Andalucía a raíz de la Exposición Iberoamericana de 1929.

Consciente de su alto valor simbólico, la Junta de Andalucía adquirió en 2001 el inmueble a la familia del Padre de la Patria Andaluza, que la había habitado y conservado durante siete décadas. La Casa de la Alegría fue declarada Bien de Interés Cultural en 2006 y, finalmente, tras un proceso de rehabilitación integral, reabrió sus puertas al público el 5 de julio de 2010, fecha en la que se conmemoró el 125 aniversario del nacimiento de Blas Infante. El interés por conocer la casa es tal que, antes incluso de ser reinaugurada, más de un millar de visitantes habían cerrado ya su reserva.

Dos años de obras

El proyecto de restauración de la vivienda, ejecutado siguiendo las recomendaciones del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, ha sido dirigido por el arquitecto Antonio Tejedor Cabrera, especialista en rehabilitación y conservación de edificios, jardines y conjuntos históricos. Tejedor es autor, entre otras obras, de la rehabilitación de la Casa-Museo de Dulce María Loynaz, en La Habana (Cuba), y de la restauración de la Puerta de Córdoba, en Carmona (Sevilla). "La intervención ha perseguido mantener la identidad e integridad de la Casa", señala Tejedor.

A pesar del apodo de 'el castillo de don Blas', con el que era conocida la vivienda por los habitantes de la comarca, la Casa de la Alegría está lejos de ser una construcción lujosa o señorial; algo que, de hecho, habría sido contrario a los principios de este notario.

No en vano, ya en su primer libro 'Ideal Andaluz', Infante se alineó con los campesinos denunciando que la gran masa de jornaleros se veía obligada "a pasear su hambre por las calles del pueblo, a dormir hacinados en las sucias gañanías, a comer el pan negro de los esclavos esponjado en el gazpacho maloliente".

Dar Al-Farah sí es, sin embargo, una construcción única: permite al visitante acercarse tanto al pensamiento de Blas Infante como a la época que le tocó vivir, al tiempo que recorre las distintas estancias donde sucedieron los acontecimientos más importantes de los últimos años de su existencia.

La radio, el piano, la biblioteca

Junto a la casa, la Junta de Andalucía adquirió los muebles y objetos que pertenecieron a Infante y cuya disposición actual es la misma que tuvieron antaño: pinturas realizadas por él mismo, piezas arqueológicas, jarrones, libros, etc.

Entre todos ellos, destacan tres piezas dotadas de una alta significación sentimental e histórica: el piano con el que Blas Infante compuso el himno de Andalucía; el sillón de su despacho, que perteneció al presidente de la I República Española Emilio Castelar, y la radio de galena y el altavoz que sirvieron como pretexto para su detención por parte de los falangistas, al alegar que Infante se comunicaba con los comunistas a través de ella, cuando en realidad se trata de un simple aparato receptor.

En la misma estancia que, en otro tiempo, fue la biblioteca, se custodian hoy los más de 1.800 volúmenes y revistas de su colección particular, además de los manuscritos hallados en la casa. Todos ellos han sido digitalizados por el Centro de Estudios Andaluces, fundación encargada de velar por la conservación y la puesta en valor de la casa, y están accesibles en su web.