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Cuando el arte trasciende fronteras

El taller Plein Air 11 de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo reúne a 40 jóvenes de diversos países para propiciar la convivencia a través de la pintura

19/08/2011
Jóvenes participantes en este proyecto de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo.

Jóvenes participantes en este proyecto de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo.

A principios de este verano, en los hogares de una treintena de jóvenes de Marruecos, Portugal, Francia, Turquía e Italia se repetía la misma escena: preparaban sus maletas rumbo a Sevilla para participar en la cuarta edición del taller Plein Air, un equipaje en el que, junto a las prendas veraniegas, se agolpaban lápices, pinceles, altas dosis de ilusión y ganas de aprender. Ya en la capital hispalense se reunieron con otra decena de chicos españoles para así dar forma final al grupo de 40 alumnos de este proyecto de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, una iniciativa en la que la pasión que todos ellos comparten por el arte se convierte en el vehículo perfecto para fomentar el diálogo y el conocimiento mutuo entre jóvenes de diferentes nacionalidades, culturas y religiones.

Ésta es la filosofía sobre la que descansa Plein Air 11, un programa impulsado desde Tres Culturas que se desarrolla en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, que se ha celebrado en tierras andaluzas tras haber pasado anteriormente por la ciudad marroquí de Tetuán (año 2008), la portuguesa Coimbra (2009) y la región francesa de Aix en Provence (2010).

La metodología es sencilla: los chicos comparten techo y mantel en la misma residencia y se ajustan a un programa en el que las clases de dibujo y pintura al aire libre se alternan con la puesta en común de los trabajos realizados. Cada práctica se realiza en un entorno privilegiado escogido entre los numerosos monumentos y entornos naturales de Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla, desde el Real Alcázar de la capital hispalense hasta la Catedral-Mezquita de Córdoba, pasando por la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, la ribera del Guadalquivir, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, el gaditano barrio de la Viña, la playa de la Caleta y las marismas onubenses.

En cada uno de estos escenarios, los jóvenes (estudiantes o licenciados en Bellas Artes en su mayoría) se distribuyen por grupos cuya composición varía a diario tanto en número de integrantes como en su procedencia, de forma que en cada equipo no se cuenten más de dos personas de la misma nacionalidad, apostando así por una heterogeneidad que se torna clave a la hora de propiciar el trabajo conjunto y la convivencia entre los participantes.

Al comenzar la sesión, a cada uno de estos grupos se le asigna un profesor (el proyecto cuenta con cinco docentes llegados desde distintos países y especializados en diferentes disciplinas artísticas), que también cambia de alumnos diariamente con lo que se garantiza que, al concluir el taller, todos los chicos hayan pasado al menos una jornada con cada tutor.

Una vez instalados en el lugar de estudio, el profesor da las directrices básicas sobre cómo plasmar este espacio en el bloc de dibujo: qué técnicas utilizar, qué elementos de ese entorno en concreto le interesan más, en qué aspectos prefiere que se centren los participantes..., para a partir de ahí, realizar un seguimiento del trabajo alumno por alumno, guiando sus trazos desde su experiencia.

Así discurren las jornadas en este taller intensivo en el que, además de  horas pintando, los estudiantes han compartido muchos momentos con otros amantes del arte. De este modo, cuando vuelvan a preparar su equipaje para regresar a sus hogares, junto a la ropa usada y los lápices gastados, deberán hacer hueco para decenas de rincones andaluces retratados sobre el papel y un buen número de vivencias más difíciles de empaquetar.