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16/09/2011
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El doctor Zafaruddin Khan, junto a su grupo de investigación.

El doctor Zafaruddin Khan, junto a su grupo de investigación.

En 2009, el grupo de investigación dedicado al estudio de los procesos biológicos asociados a trastornos mentales y enfermedades neurológicas de la Universidad de Málaga (UMA) descubrió una proteína de origen humano potenciadora de la memoria, la RGS14 (414). Tras su identificación, hicieron pruebas en ratas y observaron que esta proteína aumenta la capacidad de memoria de estos roedores en más de mil veces. Ahora, estos expertos se preparan para poner en marcha las pruebas en monos.

Para ello, cuentan con la colaboración de Mount Sinaí School of Medicine de Nueva York (EEUU). "Ya estamos listos para dar este paso, con la esperanza de que saldrá bien porque esta proteína no sólo la hemos probado en una sola especie, sino en varias, incluidos ratones y ratones transgénicos y ratas que tienen distinto código genético y en todos los casos hemos visto que la administración de esta proteína aumenta la memoria", señala Zafaruddin Khan, investigador responsable del grupo.

Khan estima que en el transcurso de un año habrá datos de esta nueva experimentación y se muestra optimista en relación a los posibles efectos secundarios de este tratamiento. "Creo que van a ser nulos o muy escasos, porque esta proteína ya existe en nuestro cerebro y se ha mantenido durante el desarrollo de la especie, por lo que el cerebro dispone de herramientas y maquinaria para eliminarla y procesarla", afirma.

"El descubrimiento de esta molécula es una buena noticia, aunque no significa la curación del Alzheimer, ya que nos encontramos frente a una enfermedad multifactorial", asegura. "Lo que sí está claro - prosigue Khan- es que la pérdida de memoria afecta a la autonomía y la calidad de vida de los afectados; experimentos recientes efectuados en ratones transgénicos con la enfermedad de Alzheimer indican que este tratamiento puede tener un papel fundamental en la mejora de los pacientes".

Por otro lado, miembros del grupo de investigación de receptores encefálicos del área de Biología Celular de la Universidad de Málaga (UMA), pertenecientes al CIBER de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED), trabajan, en colaboración con investigadores de la Universidad de Sevilla (US) y liderados por la doctora Antonia Gutiérrez, en una línea de estudio centrada en los procesos neurodegenerativos ocurridos durante el envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer.

 

Partiendo del análisis de los mecanismos celulares y moleculares responsables de la muerte neuronal en áreas cerebrales altamente vulnerables en el Alzheimer, el equipo se ha propuesto un doble objetivo: identificar biomarcadores y dianas terapéuticas que puedan servir para el desarrollo de nuevas estrategias de intervención.

 

Además, el interés prioritario de estos investigadores reside en la neuroprotección y en las primeras etapas de la enfermedad, debido a que "el análisis de los daños neurodegenerativos en las fases más tempranas puede resultar fundamental porque es al inicio cuando se podría conseguir una terapia mucho más efectiva".

Para realizar su investigación utilizan modelos animales transgénicos que desempeñan una importante labor en el conocimiento de la progresión de la enfermedad, tal y como afirma Antonia Gutiérrez. "Estos modelos nos permiten analizar incluso cómo se inicia el Alzheimer, algo que no se puede hacer en humanos, pero sí en un animal que sabes que va a desarrollar esa enfermedad", asegura. Según Gutiérrez, "podemos irnos a edades muy tempranas para investigar las alteraciones patológicas que conducen a la degeneración neuronal; es la mejor ventana terapéutica para desarrollar un fármaco que intente frenar o retrasar la enfermedad desde sus fases iniciales".

Los resultados obtenidos han tenido una buena acogida, más allá de la comunidad científica, pues una de las principales compañías mundiales de la industria farmacéutica utiliza actualmente en sus pruebas de screening de fármacos para el Alzheimer, uno de los biomarcadores identificados por este grupo de investigación. Con esto han logrado que la investigación salga de los laboratorios y llegue hasta el ámbito empresarial, algo que "motiva muchísimo", señala la responsable del grupo.

Química neuronal

En relación a la neuroquímica, una de las líneas de trabajo del grupo de investigación denominado Cancerómica, del Departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la UMA, está centrada en el estudio de los mecanismos celulares y moleculares que intervienen en la trasmisión glutamatérgica (el ácido glutámico es el neurotransmisor más abundante del sistema nervioso).

Debido a la existencia de teorías que aseguran que uno de los causantes de la muerte de las neuronas, que tiene lugar en pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, es un excesivo nivel de glutamato extracelular, lo que se conoce como excitotoxicidad, los resultados obtenidos por estos expertos en esta área podrían tener una estrecha relación con el estudio de este tipo de patologías.

En 2000, consiguieron identificar la existencia de una segunda isoenzima glutaminasa (GLS 2) en el cerebro de los mamíferos, añadiéndose a la isoenzima glutaminasa tradicional, la GLS 1. Este hallazgo ha sido el inicio de un proyecto, calificado de excelencia en la convocatoria de 2006 e incentivado con 174.536,304 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, que está a punto de concluir con la generación de modelos animales knock-out que carezcan de la expresión del gen que codifica la proteína GLS 2.

"Nuestra intención es tener estos modelos animales en este año y empezar con su caracterización molecular, celular y conductual; pensamos que va a ser un modelo muy útil de alteraciones neurológicas o enfermedades neurodegenerativas debido a la importancia que tiene el glutamato como neurotransmisor", afirma Javier Márquez, investigador principal del grupo.

El glutamato es un aminoácido, principal neurotransmisor excitador en el cerebro de mamíferos que controla, a través de las neuronas glutamatérgicas, mecanismos tan importantes como la propia respiración y otros actos reflejos como puede ser el bostezo. Por su parte, la existencia de isoenzimas diferentes permite el ajuste del metabolismo para satisfacer las necesidades particulares de un determinado tejido. Bloquear las enzimas responsables de estos niveles de glutamato puede mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por este tipo de enfermedades.

"Se podría reducir el déficit de memoria y el déficit cognitivo en estos pacientes al aminorar la muerte de neuronas por el mecanismo de excitotoxicidad mediante la disminución de la concentración de glutamato extracelular", explica, al tiempo que añade que no se está hablando "de curar el Alzheimer pero sería mucho menor el daño neuronal en el cerebro".