Del 1 de junio al 15 de octubre, Andalucía se encuentra en periodo de peligro alto de incendio forestal. Un invierno excepcionalmente lluvioso ha provocado el aumento del combustible fino (un tipo de vegetación que favorece la propagación del fuego), lo que supone un serio riesgo de ignición y obliga a extremar las precauciones en las zonas forestales.

Por ello, la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente limita, tal y como recoge en la Orden 29 de mayo de 2009, los usos y actividades en terrenos forestales o zonas de influencia forestal. El texto normativo prohíbe hacer barbacoas, la quema de residuos vegetales y la circulación de vehículos a motor durante este periodo de tiempo.

Pese a las precauciones, el riesgo de que se origine un incendio en estos meses es bastante alto, por lo que la Consejería lleva a cabo campañas y acciones de difusión para trasladar una serie de recomendaciones sobre cómo actuar en caso de incendio, así como para concienciar a la ciudadanía de la importancia de seguir disfrutando del monte en los meses de verano de una manera responsable.

Un efectivo del Infoca realiza labores de extinción de un incendio forestal.

Tener claro qué hacer ante un incendio resulta esencial para evitar el bloqueo y la confusión que se generan en este tipo de situaciones y que entrañan gran riesgo para todos. Por ello, es fundamental conocer una serie de pautas y consejos que sirvan de protocolo de actuación en caso de que fuese necesario.

Además de avisar de la emergencia a través del teléfono 112 e informar de su ubicación con la mayor precisión posible, la Consejería recuerda la utilidad de cubrirse la nariz y la boca con un trapo húmedo para evitar la inhalación de humo, dirigirse a zonas sin vegetación, tumbarse en el suelo y cubrir el cuerpo con tierra en el caso de estar rodeado por el fuego, así como encender las luces del vehículo y subir las ventanillas si el incendio le sorprende viajando en coche.

Junto a la pérdida de vidas y bienes, los fuegos provocan la desaparición de masa forestal y el hábitat de numerosas especies de fauna salvaje, además de ejercer un fuerte impacto sobre la economía y formas de vida de las poblaciones que dependen directamente de los productos de genera el monte (corcho, miel, turismo rural, etc.).