El plan pretende contribuir a un modelo de movilidad más sostenible ambiental, social y económicamente. Por ello, entre sus objetivos se encuentra el incremento de la accesibilidad a los puntos de interés, mejorando la cohesión social y territorial; la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la mejora de las condiciones ambientales; la disminución del consumo energético para el transporte o la disminución de la contaminación acústica. También se persigue beneficiar la salud de los andaluces, incentivar el desarrollo turístico y comercial, contribuir a un nuevo modelo productivo o  promover la modalidad deportiva del ciclismo.

En cifras, se podría concluir que, con un 10% de movilidad en bicicleta solo los días laborables, se evitaría a diario la emisión de 708,79 toneladas de CO2 y el ahorro en consumo de combustibles ascendería a 40 millones de litros al año. Pero además, los beneficios sobre la salud del uso cotidiano de la bicicleta son variados e innegables, con la disminución de enfermedades coronarias, cerebrovasculares y cancerosas (especialmente cáncer de colon).

El uso habitual de la bicicleta reduce también el absentismo laboral, al estar los trabajadores en mejor estado de salud y forma, según múltiples informes realizados. Sobre la reducción del absentismo, una investigación realizada en el Reino Unido en 2011 calcula que los empleados que regularmente van al trabajo en bicicleta enferman un día menos al año que los que no lo hacen.