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Reportajes

05/09/2014
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Gran parte de la experiencia tranviaria de Granada se ha enriquecido también con el tranvía de la Sierra, que en origen se proyectó para conectar el barrio granadino del Realejo con El Charcón y Sierra Nevada. Fue pionero en lo que a ferrocarriles españoles de montaña se refiere, junto con el ferrocarril eléctrico de Guadarrama (Madrid) y el cremallera de Ribes de Freser a Nuria (Pirineos) y tuvo un fuerte carácter turístico, con el objetivo de mostrar, a través de un medio de transporte colectivo, el paisaje montañoso de gran valor y belleza de la Sierra de Granada a un público cada vez más interesado en las actividades de ocio relacionados con la montaña.

Obra del Duque de San Pedro de Galatino, empresario emprendedor muy ligado al desarrollo de proyectos innovadores en la provincia, en 1925 se logró inaugurar el primer tramo de la línea, que conectaba la capital con Güejar Sierra. Dos años después, se consiguió ampliar el trazado hasta el río Maitena con un recorrido de nueve kilómetros, pero no fue hasta veinte años más tarde cuando se unió el río con el Barranco de San Juan, donde finalizaba la línea a la espera de que se construyese un funicular que condujera hasta las pistas de esquí de Sierra Nevada.

Con el resurgimiento de la actividad turística de montaña tras la finalización de la Guerra Civil, desde 1940 fue necesario llevar a cabo tareas de reconstrucción; se sustituyeron los raíles existentes por otros más pesados, se realizaron rectificaciones de trazado en algunos tramos, ensanche de túneles y mejora de las estaciones y de las instalaciones eléctricas, telefónicas y del material móvil.

Este trazado, que se explotó hasta 1974,  fue el más pintoresco y constituyó un auténtico desafío de la ingeniería para su época, ya que en su trayecto entre Granada y el Barranco de San Juan atravesaba 20 puentes y 14 túneles, brindando a los viajeros la posibilidad de disfrutar de paisajes pintorescos. Pocos tranvías en el país tuvieron un trayecto tan accidentado, cruzando túneles abiertos en roca, circulando por el borde de abruptas laderas y salvando puentes con alturas de vértigo... En el recorrido se pasaba por Cenes de la Vega, Pinos Genil, el Tajo de las Palomas, la Cueva del Diablo, el Púlpito de Canales, la Cueva del Agua o el Túnel de la Alcuza.