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Reportajes

05/09/2014
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Un tren de metro de Granada en la parada de Cerrillo-Maracena (Foto: Javier Tamargo).

Varias décadas después de la desaparición de la antigua red tranviaria, la Consejería de Fomento y Vivienda quiere devolver a la capital granadina y a su área metropolitana este modo de transporte sostenible, seguro y respetuoso con el entorno; por ello, ultima ya las obras del futuro metro ligero. Desde 2007, año de inicio de los trabajos, Granada y su área metropolitana reservan un hueco entre sus calles a los raíles y paradas de esta nueva infraestructura, que incorpora avances y prestaciones que se encuentran a la vanguardia de la tecnología y la ingeniería y que distan bastante de los vehículos que a principios de siglo comenzaron a recorrer el callejero urbano.

A diferencia de los antiguos tranvías, el metropolitano de Granada cuenta con un sistema de plataforma reservada, por lo que no compartirá el espacio con otros vehículos, con la salvedad de determinados cruces o intersecciones. Esta característica le aporta seguridad, rapidez y eficacia en su servicio, librándolo además de los posibles atascos que retengan al resto de usuarios de las vías.

Por otro lado, la regulación de la circulación incorporará el sistema de prioridad semafórica, compuesto por una serie de balizas que, instaladas a lo largo de la vía, detectarán la proximidad o presencia del metro ligero y enviarán una señal a los semáforos de las intersecciones y pasos peatonales más próximos, para que éstos pasen a rojo impidiendo el tránsito del resto de vehículos y de peatones. Con este avance se consigue una mayor exactitud con respecto al antiguo tranvía y al resto de modelos de transporte, que permitirá al viajero conocer los tiempos exactos de sus desplazamientos. Este sistema también hace posible el correcto funcionamiento, en cierto modo, del  sistema de información al viajero del que dispondrán todas las paradas y estaciones del metropolitano de Granda. Así, cualquier usuario podrá saber cuánto tiempo falta para la llegada del próximo tren a la parada o estación donde se encuentra, con total exactitud. Algo bastante sencillo y muy útil pero impensable para la época del antiguo tranvía.

Otro de los aspectos más novedosos que incorporará el futuro metro ligero granadino es que éste circulará en algunos tramos sin catenaria, gracias al sistema de ultracondensadores que incorporan los vehículos y que permite recargar energía eléctrica suficiente para circular hasta la siguiente parada, durante la bajada y subida de pasajeros.  Esta medida permitirá suprimir las catenarias del viario público donde se implantará, mejorando la integración urbana y paisajística de la infraestructura.

A diferencia también del antiguo tranvía, la gestión del tráfico se supervisará en tiempo real desde el denominado puesto de control central, ubicado en el edificio de Talleres y Cocheras, lo que posibilitará una respuesta ágil ante cualquier incidencia, además de una supervisión permanente de todos los elementos y dispositivos.

Pruebas móviles del metro de Granada. (Foto: Antonio Pérez)

Por otro lado, el metro ligero granadino será plenamente accesible, a diferencia de su antecesor, ya que los vehículos serán de piso bajo continuo, es decir, sus puertas están al mismo nivel que el andén, y en el caso de las tres estaciones subterráneas, además, se incorporan escaleras mecánicas y ascensores que posibilitarán el acceso desde nivel de calle a vestíbulo y andén para facilitar así el tránsito de personas de movilidad reducida. Igualmente, las 23 paradas en superficie incorporan rampas de acceso al andén.

Además, los vehículos incorporarán un sistema de climatización adaptado a las características meteorológicas de Granada y su área metropolitana, así como sistema de megafonía que permitirá saber en todo momento a qué parada o estación se está aproximando el metro ligero.

Al margen de las cuestiones vinculadas expresamente al sistema de transportes, el metro ligero lleva implícita una intervención urbana integral en todo el itinerario del trazado, que ha contribuido a una renovación, y en algunos casos, regeneración, del viario público, para fomentar un mayor protagonismo del peatón y la bicicleta, frente a la abusiva ocupación del espacio por parte del vehículo privado.