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Cabra payoya, ADN andaluz

La Junta y la Asociación Nacional de Criadores de ganado de esta raza desarrollan un proyecto para la mejora genética de un rebaño catalogado en peligro de extinción

02/10/2015

La raza caprino payoya está catalogada en peligro de extinción.

Andalucía es la comunidad autónoma española que cuenta con mayor biodiversidad de razas ganaderas. Con más de 29 razas autóctonas, la extensión de dehesas andaluzas constituye un ejemplar sistema de aprovechamiento sostenible que permite producciones de calidad. La raza caprina payoya, única en Andalucía y catalogada en peligro de extinción, constituye un referente de esta riqueza genética.

Para perpetuar este patrimonio ganadero con los ejemplares de mayor valor productivo y capacidad de mejorar la rentabilidad de los rebaños andaluces, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, a través del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), y la Asociación de Criadores de la raza caprina payoya han renovado recientemente su acuerdo de colaboración para la conservación y mejora genética mediante técnicas de reproducción asistida.

La inseminación artificial constituye la herramienta idónea para difundir la mejora genética de machos ya testados a la población de la raza, así como un instrumento esencial para conocer cuáles son los mejores reproductores de una población de animales distribuidos en distintos rebaños, con diferentes manejos, clima, alimentación, etc.

Actualmente, en el centro Ifapa de Hinojosa del Duque de Córdoba se está trabajando en el marco de este convenio con cuatro machos procedentes de dos ganaderías andaluzas, seleccionados por la asociación y que fueron sometidos a diferentes análisis sanitarios previos al traslado, garantizando así que eran aptos para transmitir sus buenas calidades a sus descendientes.

En el caso de las hembras que serán inseminadas la elección se lleva a cabo teniendo en cuenta criterios fisiológicos. Deben ser cabras inscritas en el libro genealógico de la raza, estar en control lechero oficial, que hayan tenido al menos un parto, y que hayan transcurrido como mínimo 120 días desde su último parto. A partir del 43 día de la inseminación, se controlará el ciclo gestacional a través de ecografías.

Fruto de este tipo de colaboración, que se inició en el año 2004 exclusivamente con semen fresco, se vienen inseminando unas 300 cabras al año. En el marco de este nuevo convenio, entre los meses de mayo y junio de este año ya se ha inseminado este número de hembras, que parirán entre octubre y noviembre.

Actualmente, esta práctica se realiza con semen congelado en nitrógeno líquido, lo que constituye una gran innovación tecnológica que aún no ha llegado a otras razas y especies. El nitrógeno líquido garantiza la conservación de germoplasma animal durante décadas, con un promedio de fertilidad del 54,9%. Para comprobar que la descendencia de este programa es fiable, se realizan análisis genéticos de ADN a padres, madres e hijas de la inseminación.