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La apuesta por un nuevo modelo de ciudad más sostenible y habitable exige un cambio en los modos de desplazamiento de su población y, en ese reto, el metro de Granada supondrá una valiosa contribución para avanzar hacia esa urbe deseada con unas condiciones de vida más saludables para sus habitantes.

En esa conquista por una ciudad sostenible es necesario romper con la soberanía del tráfico por carretera y disminuir la presencia de los coches en su paisaje urbano, fomentando el transporte público y el uso de medios no motorizados, como son la bicicleta y los desplazamientos a pie.

La puesta en marcha del metro de Granada supone un paso fundamental para mejorar la calidad ambiental y sanitaria de la capital y su área metropolitana. Se calcula que este medio de transporte evitará el desplazamiento de 8.000 vehículos al día, lo que supone 2,9 millones de coches al año, teniendo en cuenta una demanda estimada de usuarios en cinco años, una vez superada la curva de fidelización de los usuarios del transporte público.

Un vehículo medio, con combustible derivado del petróleo, emite una combinación de más de mil sustancias contaminantes, entre las que destacan por su nocividad el CO2, que disminuye la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre, y los óxidos de nitrógeno (NOx), que irritan el sistema respiratorio y aumentan la susceptibilidad a las infecciones respiratorias. Un transporte limpio como el metropolitano granadino permitirá que cada año se reduzcan las emisiones de CO2 equivalentes en esta área metropolitana en 3.234 toneladas. Asimismo, según la proyección realizada, este transporte limpio evitará la emisión de 4,9 toneladas/año de óxido de nitrógeno.

Otro de los contaminantes con mayores efectos sobre la salud son las partículas en suspensión o partículas inhalables, generadas en parte por los vehículos diesel, que deterioran el sistema respiratorio y cardiovascular. En este apartado, se impedirán 0,43 toneladas de micropartículas en suspensión.

Actuaciones en el puente del Zaidín (pinchar en la imagen para ver ampliación).

Esa contribución tendrá un efecto directo sobre la polución -la mala calidad del aire-, que se ha convertido en uno de los grandes riesgos para la salud en las urbes. La mala calidad del aire genera 430.000 muertes prematuras en Europa según la Comisión Europea.

Por otro lado, la disminución de coches en las ciudades permite la liberación de espacios públicos para otras actividades, como montar en bici o caminar. La construcción del metro de Granada ha servido también para llevar a cabo una reurbanización integral, de fachada a fachada, de las calles y avenidas por las que pasarán los trenes, concediendo más espacio al peatón y construyendo un total de ocho kilómetros de vías ciclistas asociadas al itinerario tranviario.

Los desplazamientos a pie y en bicicleta, o la combinación de éstos con el transporte público, mejoran el estado de ánimo y disminuyen el riesgo de padecer estrés, ansiedad y depresión; fomentan la sociabilidad y aumentan la autonomía y la integración social. En definitiva, ciudades más saludables habitadas por ciudadanos más sanos y felices.

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