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28F fuera de casa

Los andaluces afincados en otras comunidades y en el extranjero viven el Día de Andalucía entre el recuerdo a su tierra y la integración en sus lugares de acogida

No solo pasan fuera de Andalucía el 28F. Todos llevan ya años en otras regiones, en otros países e incluso en continentes distintos al suyo de origen. Dicen recordar a su tierra todo el año, no únicamente con motivo del Día de Andalucía, pero viven esta jornada de una manera especial, ya sea felicitando a compañeros andaluces, reuniéndose con compatriotas o sintiendo cómo la distancia intensifica el orgullo de sentirse andaluz. Cuatro andaluces en el exterior cuentan cómo Andalucía también late fuera de sus fronteras.

Pedro Campos y su familia, en La Geria (Lanzarote).
Pedro Campos y su familia, en La Geria (Lanzarote).

Pedro Campos: "¿Que un andaluz no habla buen español? Que alguien coja una letra del Carnaval de Cádiz y vea las vueltas que le da a la gramática y al vocabulario"

Los compañeros de trabajo de Pedro Campos Jarillo, camarero en un hotel de Playa Blanca (Lanzarote), saben cada 28 de febrero que para él es un día de felicitaciones. "En mi trabajo está representada toda Andalucía, somos muchos andaluces, y tanto el 28 de febrero como el 4 de diciembre todos saben a quién felicito y por qué", asegura este sevillano que pasó su infancia en Alemania.

Tras una estancia de seis meses en Lanzarote durante 2015, lleva viviendo allí ya de forma ininterrumpida desde 2016 y, aunque en la isla tiene su casa, la añoranza está siempre presente. "Echas de menos a tu familia más cercana y a la tierra en la que te sientes bien; además, mi mujer es de Granada y mis hijos se criaron allí", destaca.

La presencia andaluza en su lugar de residencia hace más fácil también soportar la distancia, ya que existen incluso celebraciones con las que se evocan otras andaluzas, como la Feria de Sevilla. "Cada año -con la excepción de 2020 debido a la pandemia- se monta una carpa en Lanzarote en fechas próximas a la Feria de Abril y se celebra una feria". No en vano, entre sus compañeros los hay también de otros municipios de la provincia de Sevilla, como Morón de la Frontera, Burguillos y Coripe.

Desde su residencia en Lanzarote, Pedro Campos es, además, un andaluz militante. "Siempre tengo a Andalucía presente, no solo cuando se celebra su día, y soy firme defensor de todo lo que atañe a ella", destaca. "No soy un fanático que piense que todo lo andaluz es bueno, pero sí un defensor y estudioso autodidacta de nuestras costumbres, fiestas y orígenes", añade.

De hecho, cada vez que regresa a Sevilla para visitar a su familia, se desplaza a la sede del Centro de Estudios Andaluces, donde compra para su colección algún ejemplar de la revista 'Andalucía en la Historia', una publicación editada por este organismo y dedicada a la divulgación histórica.

Y conocer y viajar para desmontar mitos. Su actividad laboral le ha permitido también comprobar cómo los andaluces ostentan cargos de responsabilidad en numerosos ámbitos. "Rompe por sí mismo con el mito del andaluz vago; los andaluces son punta de lanza y en muchos puestos llevan la voz cantante", confirma.

A ello suma también el rechazo a otro tipo de tópicos que se difunden contra Andalucía. "¿Que un andaluz no sabe hablar bien español? Coge una letra cualquiera, al azar, del Carnaval de Cádiz y mira las vueltas que le da a la gramática y al vocabulario, la búsqueda de la metáfora, la hipérbole...", reivindica.

Respecto a la situación que la pandemia por coronavirus ha abierto en el mundo, reconoce que muchos compañeros de trabajo andaluces que no tenían familia en Lanzarote han optado por regresar a la Península. Y, aunque no es su caso porque su familia está asentada en la isla, él pudo volver a Andalucía el pasado mes de octubre y el resto de su familia lo hizo incluso unos días en Navidad. "Los cierres perimetrales no nos afectan especialmente porque Lanzarote los tiene todo el año", bromea al recordar la longitud de 62 kilómetros de norte a sur y de 21 de este a oeste de la isla.

Nerea Rodríguez Santos, de Carmona (Sevilla) a Gdansk (Polonia).
Nerea Rodríguez Santos, de Carmona (Sevilla) a Gdansk (Polonia).

Nerea Rodríguez: "El sentimiento de pertenencia e incluso de orgullo el Día de Andalucía es difícil de explicar y se intensifica cuando estás lejos de casa"

Natural de Carmona (Sevilla), Nerea Rodríguez Santos salió de Andalucía hace tres años. Primero fue una beca Erasmus en 2018-2019 la que la llevó hasta la ciudad portuaria de Gdansk, en Polonia, a la que volvió el pasado mes de enero de 2021 ya para trabajar en el sector del marketing digital como analista SEO. Entre 2019 y 2020, residió en la ciudad francesa de Toulouse.

Desde su primer año fuera, ha sido su entorno lo que más ha echado de menos de Andalucía. "A menudo me acuerdo del buen queso o de la caña de lomo, de su clima o de los bares, pero, sin duda, lo que más añoro es a su gente", afirma.

La distancia también ha acrecentado su conciencia de andaluza, algo que es aún más evidente para ella cuando llega el Día de Andalucía. "El primer año creo que no lo eché mucho en falta; llevaba poco tiempo fuera, viviendo una nueva experiencia y casi no me percaté de que era 28F", recuerda. Esto cambió, sin embargo, un año después: "Ya más asentada, sí que se despertó en mí esa parte de 'pertenencia' e incluso 'orgullo' por ser mi día. Es algo difícil de explicar y que creo que se intensifica cuando estás lejos de casa".

En estos tres años, ha encontrado también algunos rasgos que, pese a las particularidades, identifican bien a los andaluces, como su "carisma y forma de ser". "Ese 'ser amigo de todos' y la cercanía que tenemos con la gente es indudablemente sello andaluz", resumen Nerea Rodríguez.

La nueva situación causada por el coronavirus ha restringido también sus visitas a Andalucía, aunque pudo volver la pasada Navidad. Antes de la pandemia solía regresar cada mes aproximadamente, pero desde el confinamiento solo ha podido hacerlo en dos ocasiones.

En lo que respecta a un retorno definitivo, considera que las vistas siempre están puestas en Andalucía. "Creo que, en términos generales, los andaluces siempre pensamos en volver a nuestra tierra", opina. "Yo, personalmente, si tuviera oportunidades ahí no me hubiera ido, pero sé que, en estos momentos, es la decisión más acertada", reconoce. Y añade una motivación más para tener a Andalucía en mente: "He visto muchas playas y siempre me quedo con las de Cádiz. Por algo será...".

Manuel Modesto, en su casa de Florida junto a su familia.
Manuel Modesto, en su casa de Florida junto a su familia.

Manuel Modesto: "Recordarse a uno mismo de dónde viene le da fortaleza para seguir caminando, aunque sea por tierras lejanas"

El médico Manuel Modesto Barranco ha cambiado el sol de su Huelva natal por el de Florida (EEUU), donde actualmente reside con su mujer y sus dos hijos. Nacido en Minas de Riotinto, aunque criado entre Zalamea la Real y Huelva, salió de Andalucía hace ya 21 años camino de EEUU, previa escala en Barcelona durante un año y medio, donde fue contratado para enseñar español en un Instituto en Memphis, Tenessee. Está graduado con un máster y doctorado en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Michigan y cursó la carrera de Medicina con especialidad en médico de emergencias. En EEUU ha residido también en otros estados, como Carolina del Norte y Michigan.

Hace más de dos años que no viaja a Andalucía y el regreso, con motivo de la situación mundial por el coronavirus y las restricciones que ello conlleva, se ha complicado aún más. "Tengo muchas ganas de volver cuanto antes", asegura, pero confía en que, cuando su familia esté vacunada contra el Covid-19, podrá plantear una fecha para "viajar con una cierta tranquilidad".

De Huelva echa de menos todo: "A toda mi familia, sobre todo a mi madre y a mi hermana, la Semana Santa (solía salir de penitente con las Tres Caídas), la comida, su gente y su luz". El Día de Andalucía es uno más para sentir muy cerca a su tierra, pero asegura que no es el único, porque la evoca continuamente. "Para ser honestos, no solo el 28 de febrero, sino prácticamente ¡todo el año!", asegura.

"A menudo tengo recuerdos de mi infancia en Zalamea la Real y de la época que pasé en el instituto y la Universidad en Huelva. Fue una época inolvidable de mi vida y a la que uno vuelve a menudo, sobre todo para recordarse de dónde viene, lo cual me da fortaleza para seguir caminando, aunque sea por tierras lejanas", proclama.

Durante su estancia en EEUU, Manuel Modesto ha conocido a muchos españoles, pero a pocos andaluces. Sin embargo, sí ha observado algunos rasgos que comparten muchas de las personas procedentes de Andalucía, como "su natural sociabilidad". El andaluz "es una persona que necesita relacionarse, es abierto y creo que se sabe tomar la vida con alegría, calma, además de ser un luchador por las causas en las que cree", incide.

Mariló Correas y su familia, ante la Ópera de Sidney.
Mariló Correas y su familia, ante la Ópera de Sidney.

Mariló Correas: "La mejor manera de vivir el Día de Andalucía en Australia es juntarme en casa con mis amigos andaluces"

Aunque sus raíces están en Andújar (Jaén), María Dolores Correas Blanco -Mariló en España, María en Australia- reside en Sidney desde pequeña. No obstante, el peso de su herencia la lleva a sentirse plenamente identificada con España. "Tengo valores españoles, pienso y sueño en español", declara. En Australia cursó sus estudios de Primaria y Secundaria, pero también fue a clases de español en The Spanish Club en Sidney, así como a través de ALCE (Agrupación de Lengua y Cultura Españolas en Australia).

"Me criaron en español, mis padres siempre lo hablaban en casa entre ellos y conmigo, vivíamos la cultura española, comíamos comida española y los fines de semana nos encontrábamos con amigos de allí para ir de picnic o a la playa; las distancias aquí son tan grandes que no podíamos vernos durante la semana", rememora.

Enfermera desde 1991 en el Hospital Público de San Vicente, en Sidney, Mariló Correas explica que, desde que terminó la universidad y se incorporó al mundo laboral, empezó a ahorrar para volver a España. Esto le ha permitido regresar en varias ocasiones acompañada por su marido, hijas e incluso su madre, además de elegirla como destino para su luna de miel.

La pandemia por coronavirus truncó sus planes para viajar el año pasado con sus dos hijas a Granada, una de sus ciudades favoritas, en la que también tiene familia y amigos. "No sabemos cuándo volveremos a España, tenemos el corazón roto y anhelando tener la libertad de ir cuando queramos a nuestra amada tierra natal", lamenta.

De Andalucía recuerda con nostalgia "el humor español y que siempre haya un lado divertido en todo, el aceite de oliva y el pan fresco crujiente, así como las salidas con dos horas más de luz y diversión". Y la cultura, a la que le unen sus raíces: "El tapeo y la cultura accesibles para todos; las fiestas de cada pueblo, ciudad y provincia, y la historia de las diferentes culturas de todos los siglos y cómo han contribuido a moldear la España actual".

También el 28 de febrero es especial para esta jiennense-australiana, que tiene muy clara la mejor manera de vivir ese día. "Es pasarlo con mis amigos andaluces de Málaga y de otras provincias, juntarnos en nuestra casa y hablar sobre los asuntos de interés político, social y cultural de España, además de compartir comida de nuestro país con las familias españolas que mis padres conocieron cuando llegaron, todavía amigos y que son como mis padres sustitutos, tíos y tías".

Su admiración por la cultura española la ha llevado a bailar flamenco durante muchos años e incluso a actuar en la Ópera de Sidney, "un gran honor". "Me llaman 'crazy spaniard', la española loca", bromea, y añade: "Me encanta las fiestas, las salidas, soy el alma de la fiesta".

Entre sus objetivos para el futuro, Mariló Correas contempla participar en la maratón City2Surf en Sidney con un vestido de flamenca junto a otros amigos españoles, ya que "serán los únicos que tendrán las agallas para hacerlo". "Soy española y estoy muy orgullosa de mis raíces y mi cultura. Espero retirarme algún día en España", concluye.

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Autora: María N. Ángel Rueda