La primera fase de explotación parcial, con la entrada en servicio de las líneas 1 y 2 hasta el Intercambiador de El Perchel-María Zambrano (trazado en V), que constituye el punto neurálgico donde confluyen ambas líneas, se puso en marcha el 30 julio y equivale al 81% de toda la infraestructura proyectada (12 de los 14,8 kilómetros previstos), con 17 estaciones operativas de las 23 previstas en la red definida.

Obras en los callejones de El Perchel.

Al margen de garantizar la intermodalidad con los servicios ferroviarios de María Zambrano (Alta Velocidad, Media Distancia y Cercanías) y con las líneas que operan en la estación de autobuses interurbanos, esta primera fase facilita también el acceso desde los populosos distritos de Carretera de Cádiz y Cruz de Humilladero a los equipamientos de la zona de Teatinos (Campus Universitario, Ciudad de la Justicia y Hospital Clínico), y viceversa.

La demanda anual para esta primera fase se sitúa en ocho millones de usuarios al año, cifra que se prevé captar en 2016, una vez fidelizada la base de usuarios. La cifra de viajeros se elevará a 13 millones de pasajeros con la entrada en servicio del tramo en ejecución entre El Perchel y Guadalmedina (trazado por la Avenida de Andalucía, antesala al centro histórico, cuya finalización está prevista a finales de 2016).

Una vez que concluyan los dos tramos que conforman la nueva solución (Guadalmedina-Atarazanas y prolongación de L2), sobre finales de 2017,  el metro de Málaga  prevé alcanzar ya el umbral de los 20,7 millones de viajeros/año, un volumen de usuarios que da cumplimiento, e incluso supera, la estimación de demanda sobre la que pivota el equilibrio económico-financiero de la explotación.