El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento de las medidas incluidas en los planes de lucha integrada de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible encaminados a controlar, de forma más respetuosa con el entorno natural, las plagas que afectan a las zonas forestales de Andalucía.

La Junta destina más de dos millones de euros para el control de la procesionaria del pino ('Thaumetopoea pityocampa') y la lagarta peluda ('Lymantria dispar'), que se encuentran entre los principales agentes nocivos de los montes andaluces. Este montante permitirá poner en marcha las actuaciones que se considere necesario llevar a cabo durante los próximos 24 meses. En concreto, se apuesta por la aplicación aérea de un organismo ('Bacillus Thurigiensis subsp. Kurstaki') que lucha contra estas plagas de forma respetuosa con el entorno al sustituir a los productivos químicos empleados tradicionalmente para este fin.

El objetivo de los planes de lucha integrada que ejecuta la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible es velar por el buen estado sanitario de las zonas forestales andaluzas interfiriendo lo menos posible en las condiciones naturales del medio ambiente. Por este motivo, los técnicos de la Dirección General de Medio Natural, Biodiversidad y Espacios Protegidos apuestan por realizar el menor número de acciones posible, actuando únicamente en los lugares donde se considera estrictamente necesario y con unas técnicas los más específicas posibles. De este modo se favorecen los procesos naturales y se intenta evitar la aparición de resistencias a los plaguicidas o brotes de plagas secundarias, entre otras cuestiones.

En el marco de la Revolución Verde que impulsa la actual Junta de Andalucía, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible realiza una importante labor para luchar contra los procesos de deterioro, cada vez más importantes, a los que se enfrenta el bosque andaluz. Esta Consejería estudia los montes de la comunidad autónoma mediante herramientas como la Red Andaluza de Seguimiento de Daños sobre Ecosistemas Forestales (Red Seda), que permite analizar el estado de la vegetación y detectar los agentes nocivos presentes.

La procesionaria actúa en los pinos produciendo defoliaciones de diferente grado que suponen una reducción del crecimiento de los árboles y, en casos muy extremos, hasta su muerte. Además, esta plaga provoca importantes interferencias en el desarrollo del uso público de los montes de pinar frecuentados por visitantes, así como en el aprovechamiento de los recursos naturales de estas áreas.

Durante la fase larvaria de este insecto, la procesionaria posee unos pelos urticantes en forma de dardo que pueden causar serias alergias a las personas y en animales, así como irritaciones en piel y ojos. Estos elementos se desprenden cuando la oruga se considera amenazada y pueden afectar a los seres humanos que los tocan o que simplemente atraviesan una zona donde se encuentran dispersos por el aire.