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Un estudio del Reina Sofía confirma el inicio de la resistencia de los fármacos de 2ª y 3ª línea en tuberculosis

El trabajo, financiado por la Junta con 8.000 euros, destaca la conveniencia de profundizar en esta línea de investigación y en la asociación de nuevos fármacos para combatir la enfermedad

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Un trabajo de investigación desarrollado por el Equipo de Micobacteria del servicio de Microbiología del Hospital Universitario Reina Sofía sobre nuevos tratamientos para combatir la tuberculosis confirma los primeros problemas de resistencia de los fármacos de segunda y tercera línea y por ello plantea la conveniencia de profundizar en la investigación de medicamentos en asociación sensibles y efectivos ante esta enfermedad infecciosa.

El jefe de servicio de Microbiología del complejo hospitalario cordobés, Manuel Casal, destacó la necesidad de desarrollar nuevos medicamentos de segunda y tercera línea que sustituyan los tratamientos con fármacos de primera línea (que tras su uso durante un periodo determinado se vuelven menos eficaces y hacen que la tuberculosis pase a ser multiresistente) y atajen el problema de la multiresistencia en la tuberculosis.

Para el desarrollo del trabajo, “Investigación de las resistencias a fármacos de segunda y tercera línea en tuberculosis en Andalucía”, se trabajó con una muestra de 94 cepas de tuberculosis procedentes de 21 hospitales andaluces (incluido el Reina Sofía) y de otras comunidades autónomas que permitieron estudiar el pasado año la reacción y la evolución de pacientes tuberculosos ante el arsenal médico de segunda y tercera línea.

Nuevos fármacos
Este investigador señaló que, sin embargo, los primeros tratamientos frente a la tuberculosis pasan por el uso de fármacos de primera línea (isoniazida, rifampicina, estreptomicina, etambutol y pirazinamida) diseñados expresamente para contrarrestar los efectos de esta enfermedad y que se muestran más activos frente a la tuberculosis que otras opciones terapéuticas. El tratamiento con estos primeros medicamentos consiste en tomar tres o cuatro de estos fármacos combinados durante varios meses que deben dejar de administrarse, insiste Casal, en casos de resistencia bacteriana.

Precisamente, cuando aparece la resistencia se administran los de segunda y tercera línea (amikacina y ciprofloxacina, entre otros, que han sido diseñados para otras patologías pero aplicables a la tuberculosis) o también cuando se manifiestan efectos secundarios con los medicamentos de primera línea y en situaciones clínicas especiales. En este sentido, el doctor Casal explicó que a pesar de ser estas últimas sustancias esenciales en el control de la patología, la resistencia va del 3% al 30% según los fármacos, porcentajes bastante significativo que obliga a recurrir nuevas terapéuticas más eficaces.

En el estudio, que contó con una financiación de 8.000 euros por parte de la Junta de Andalucía, trabajaron además del doctor Casal los médicos e investigadores Juan Gutiérrez, María José Lacasa, Rocío Tejero, Pilar Ruiz y Manuel Vaquero y entre el personal de laboratorio María José Jiménez y Concepción Rodríguez.

Manuel Casal explicó la importancia de realizar un diagnóstico rápido que permite prevenir los posibles riesgos de transmisión. Asimismo, de entre los logros más recientes del servicio de Microbiología del Reina Sofía cabe destacar el desarrollo de una técnica genética pionera a nivel mundial que diagnostica de forma precoz la tuberculosis y permite orientar su tratamiento con mayor rapidez.

Prevalencia
Cada año se registran en Córdoba unos sesenta nuevos casos de tuberculosis que pueden curarse en su mayoría si no se complican por condiciones adicionales y si se acude al médico cuando se detectan los síntomas (como son estado febril prolongado y expectoración a veces acompañada de sangre durante una semana o más) y la curación puede tardar desde varios meses hasta un año e incluso más.

En España se registran anualmente entre 16.000 y 18.000 nuevos casos de esta enfermedad que se cobra la vida de dos millones de personas cada año en todo el mundo, que con frecuencia la desarrollan personas infectadas de VIH cuyo sistema inmunológico está muy debilitado.

La tuberculosis se transmite por el aire y la forma más común es la pulmonar pero también se encuentra en otros órganos, huesos y articulaciones. Las zonas localizadas como focos de contagio se encuentran en el continente asiático y africano, los países de la antigua Unión Soviética y países orientales y algunos sudamericanos, principalmente, y desde aquí se propagan a otros lugares del mundo.

Esta patología junto al sida y el paludismo son las enfermedades consideradas más importantes a nivel mundial y puede afectar a una tercera parte de la población, aunque en los países con mayor pobreza la tuberculosis se acentúa y afecta al 80 por ciento de la población.

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