Fosa común del cementerio de La Puebla de Cazalla (Sevilla)

Cazalla

El lugar que ocupaba esta fosa servía de basurero del cementerio, situación corregida por la actuación de los familiares que adecentaron la zona, con la finalidad de dignificar el lugar.

Hasta el año 2006 los vaticinios del jefe falangista de la localidad sevillana de Puebla de Cazalla, Manuel Barroso, parecieron cumplirse. “Nunca encontrarán la fosa”, había dicho al final de la guerra. El trabajo de  familiares y asociaciones permitió que aquella tumba sin nombre viera la luz. Removieron la tierra para saciar su sed de memoria y de justicia y lograron encontrar restos de las víctimas.

En la conocida como Fosa del Carnero, el número de víctimas represaliadas en 1936 y 1937 oscila entre un número mínimo de 160 y un máximo de 240 personas. No se sabe con certeza el número exacto, puesto que no todos los represaliados de Puebla de Cazalla están enterrados en el cementerio municipal. También se ubican en pueblos cercanos como Lantejuela, Morón de la Frontera, Marchena o Villanueva de San Juan.

La búsqueda, localización de las fosas y exhumación de los restos óseos allí enterrados se inició en el año 2005. El objetivo estaba claro desde el principio: los familiares querían reparar la memoria de sus familiares asesinados.

A lo largo de estos años los trabajos de investigación se han desarrollado en varios ámbitos. Uno de ellos, el trabajo de los familiares, que ha ido encaminado a la búsqueda de sus desaparecidos, recopilando para ello testimonios orales y analizando la escasa documentación existente en los archivos civiles y militares, lo cual a su vez ha permitido que pudiera emprenderse la investigación de la represión llevada a cabo tras el golpe de estado de 1936 en varios municipios de la comarca.

Los informes de los trabajos arqueológicos confirman el evidente maltrato físico que presentaban las víctimas. Hombres jornaleros y mujeres jóvenes, incluso embarazadas. “Gracias a los huesos tan desarrollados podemos saber que muchos de ellos trabajaban en el campo”, agrega. El escalofriante documento habla de signos evidentes de violencia, tiros de gracia en el cráneo y señales de ataduras en las manos. La colocación de los cuerpos es aleatoria. “No siguen un patrón”, destaca el informe antropológico.

Las víctimas, según los investigadores locales, son hombres y mujeres de entre 17 y 65 años, fusilados entre el otoño de 1936 y 1937. “Las posturas no son ordenadas, algunas cabezas miran hacia el norte, otras hacia el sur, algunos se encuentran retorcidos entre el lodo”, añade la antropóloga.

En paralelo a las investigaciones se han ido desarrollando los trabajos de búsqueda y exhumación. Se han llevado a cabo cuatro campañas, dilatadas en el tiempo (2006, 2008, 2009 y 2014). El informe apunta que “se han localizado algunas de las fosas comunes donde se ocultaron los fusilados y se ha procedido a la exhumación total de 74 cuerpos correspondientes a personas”.

Fuentes y Bibliografía

  • GARCÍA MÁRQUEZ, José María. La represión militar en la Puebla de Cazalla (1936-1943). Sevilla. Fundación de Centro de Estudios Andaluces, 2009.
  • GARCÍA MÁRQUEZ, José María. Víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla. Aconcagua, 2012.
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