Retablo mayor de la iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes. Villamartín, Cádiz

Información general

Tipología
Retablo
Provincia
Cádiz
Municipio
Villamartín
Autoría

Francisco Dionisio de Ribas
Francisco Antonio de Ribas
Pedro Roldán (esculturas del retablo original)
Matías José Navarro (añadidos del siglo XVIII)
Anónimo (esculturas de las calles añadidas en el siglo XVIII)

Cronología
1678 y 1753
Dimensiones
10,50 x 5,70 m; 9,55 x 2,16 m (laterales añadidos en el siglo XVIII); 6,65 x 13,25 m (cúpula)
Material
Roble
Cedro
Pino
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución

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Datos históricos

La iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes está enclavada en una de las cotas más elevadas de Villamartín. Su primitiva traza mudéjar ha experimentado muchas reformas, sobre todo en los siglos XVI y XVIII.


Lo más destacado del patrimonio artístico de la iglesia es el retablo mayor, realizado en madera tallada sin policromar. Su traza y construcción fue contratada por Francisco Dionisio de Ribas en 1678; todo el conjunto escultórico debía ser realizado por Pedro Roldán. A la muerte de Francisco Dionisio de Ribas será su taller, dirigido por su hijo Francisco Antonio, el que se encargará de su terminación.


Originalmente el retablo se componía de un zócalo, un banco , dos cuerpos divididos en tres calles por columnas salomónicas y , como remate, tres tarjas sostenidas por ángeles. En el siglo XVIII se amplió hasta abarcar las paredes laterales y la bóveda de cuarto de esfera del presbiterio en un estilo que contrasta con el más clasicista y sobrio de la obra anterior. El contrato se formalizó con el maestro escultor Matías José Navarro en 1753. También se modificó la calle central del primer cuerpo, que actualmente está ocupada por un tabernáculo con la imagen de la Virgen de las Virtudes, obra atribuida a Alonso Cano.


El retablo alberga numerosas esculturas exentas y relieves. En el retablo del XVII, donde además de Pedro Roldán trabajaron sus colaboradores más destacados, se hallan esculturas de San Pedro, San Pablo, San Joaquín, Santa Ana y un relieve con la Coronación de la Virgen. Las calles laterales añadidas están ocupadas, en su primer cuerpo, por las imágenes de San Carlos Borromeo y San Juan Bautista, que con anterioridad a su ubicación en el retablo se encontraban “sin servir” en algún lugar de la iglesia. En el segundo cuerpo se sitúan unos relieves con los bustos de San Ambrosio, San Agustín, San Gregorio Magno y San Jerónimo. En la bóveda, dividida en cinco partes, se distinguen dos zonas: la superior, con decoración vegetal, y la inferior, con un anagrama de María y cuatro relieves de los Evangelistas enmarcados en óvalos.

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Estado previo

El problema más grave que presentaba el retablo era su poca estabilidad, en gran medida motivada por las transformaciones realizadas en el siglo XVIII, que habían provocado el desajuste de la estructura. Las pérdidas de elementos de ensamble (colas de milano, espigas, clavos, etc.) ocasionaron, por una parte, el vencimiento del retablo y, por otra, deformaciones, roturas y el desprendimiento de algunas piezas. La madera estaba muy debilitada debido a un fuerte ataque de insectos xilófagos, especialmente termes, y algunas faltas se habían rellenado con yeso.


Además existía una gran acumulación de suciedad, sobre todo en su parte posterior. Excrementos y osamenta de aves y murciélagos se encontraban esparcidos por todo el conjunto. También se observaban materiales añadidos, como alambres, utilizados para evitar la caída de algún elemento, y restos de instalaciones eléctricas.


En general, las zonas más deterioradas se centraban en la parte posterior del retablo y concretamente en su mitad superior debido a su inaccesibilidad y abandono.
 

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Descripción de la intervención

Se procedió a la limpieza general de polvo y concreciones del retablo mediante procedimientos mecánicos y químicos. Durante este proceso se encontraron numerosos fragmentos sueltos que se clasificaron y etiquetaron.


Las piezas que presentaban una gran fragilidad e inestabilidad se desmontaron y las que estaban adosadas a ellas se protegieron. La bajada del relieve que representa la Coronación de la Virgen fue una tarea complicada debido a sus grandes dimensiones y peso.


Una vez eliminados los clavos oxidados, alambres y restos de la instalación eléctrica, se desinsectaron y fumigaron todos los elementos, tanto los desmontados como los que permanecieron in situ. Se aplicó el insecticida por inyección a través de los orificios producidos por los xilófagos y por impregnación con brocha en la superficie de la madera.


Tras una limpieza minuciosa se ajustaron y ensamblaron las piezas desencajadas mediante encolado, espigado y, en algunos casos, pequeños trozos de madera injertados y tratados previamente. Todos los clavos en mal estado se sustituyeron por puntas y tornillos metálicos inoxidables. Se repusieron las tablas en mal estado o desaparecidas y se consolidó la madera. Por último se aplicó una capa de protección.


Por otra parte, el muro se consolidó y se sustituyeron los anclajes viejos por otros nuevos. La reposición de las piezas a su lugar de origen fue la última operación efectuada.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Medio Ambiente
Adjudicatario/s
Soreco
Periodo de ejecución
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Inversión
108.792,51 euros
Financia
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Medio Ambiente
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